El terrorismo islámico no deja de golpear el frágil alma deportiva de Somalia, que arrasada por décadas de conflicto sufrió ayer un nuevo impacto con la muerte de sus dos máximos líderes en el deporte: Aden Yabarow Wiish, presidente del Comité Olímpico y Said Mohamed Nur, regente de Federación de Fútbol.
Ambos dirigentes figuran entre las siete víctimas del atentado suicida perpetrado en el Teatro Nacional de Mogadiscio, capital de ese país. El grupo islamista Al Shabaab reivindicó el atentado.
Al Shabaab considera que cualquier funcionario gubernamental es un objetivo legítimo en su lucha por imponer la Sharia como ley Somalia. Y dada su ya larga aversión a los deportes, el haber dañado la imagen del país de cara a Londres 2012, puede ser considerado exitoso para la organización de los islamistas.
El año pasado en las zonas bajo su control, Al Shabaab prohibió ver y jugar al fútbol, un deporte al que considera una “actividad occidental”. Muchas personas fueron asesinadas por ver eventos deportivos en televisión, y jóvenes fueron detenidos por jugar al fútbol. Incluso en las áreas bajo el frágil control del Gobierno, que crecieron desde el año pasado, la amenaza de la muerte por medio de un atentado suicida o balas perdidas está siempre presente.
El Secretario General de la Federación de fútbol y un equipo del seleccionado fueron heridos por un coche bomba en octubre. Un jugador Sub 20 fue asesinado por una explosión mientras regresaba de un entrenamiento a principios de este año.
Bajo semejantes condiciones no asombra mucho que los deportistas somalíes no hayan ganado ni una medalla desde su primera aparición en los Juegos, en Múnich 72. Su mejor resultado fue un sexto puesto de Abid Bile en la final de los 1 500 metros, en los Juegos de Atlanta 1996.
La Selección de fútbol también se vio afectada por las complicadas condiciones, tras disputar las clasificaciones para el Mundial y la Copa África, fuera de los recintos deportivos del país.
Tanto Wiish como Nur fueron recordados como dos hombres que intentaron devolverle la vida al deporte somalí. El presidente del COI, Jacques Rogge, y el de la FIFA, Joseph Blatter, se confesaron en estado de “shock”.
“Conocía a los dos personalmente y solo puedo decir buenas cosas acerca de sus esfuerzos por promover el deporte y el fútbol en sus países. Los extrañaremos dolorosamente”, declaró Blatter.
No hay dudas de que si los deportistas somalíes hubiesen contado con condiciones adecuadas y pacíficas para entrenar, habrían sido competitivos.
Los somalíes que abandonaron el país demostraron que es el conflicto y la pobreza su principal obstáculo. Mohamed Farah, que representará al Reino Unido en Londres 2012, nació en Mogadiscio y se trasladó a Gran Bretaña a los 8 años. El atleta ganó el oro en los 5 000 metros de los mundiales de atletismo de Corea del Sur, y la plata en los 10 000 m.