Fueron 10 segundos para una genialidad. El venezolano Yohandry Orozco tomó la pelota en su campo y avanzó raudo. Hizo siete toques, burló a cuatro rivales y cuando otros tres venían a cercarlo lanzó desde fuera del área un remate a un ángulo imposible para anotar un gol de fantasía.
El minuto 78 del Perú-Venezuela, que terminó 1-1 la noche del lunes, fue el momento de mayor virtuosismo individual visto hasta ahora en el Sudamericano Sub 20 de fútbol que se juega en territorio peruano.
“Gol maradoniano”, se decía en los portales de Internet en que se aprecia la maniobra. Los halagos no cesan para el volante de 19 años y 1,64 metros de estatura, que juega para un cuadro modesto, el Zulia de su país, pero que ya ha tenido contactos con clubes europeos y brasileños.
El gol no fue un gesto aislado. En los dos partidos previos, contra Uruguay y Argentina, Orozco también había sido figura y responsable principal de que su equipo se llevara sendos empates ante cuadros que en teoría deberían haberlo vencido.
Ante el Perú ya había impactado un tiro en el palo tras una gran acción. Orozco aparece más por la izquierda o por el centro, pero también puede volcarse a la derecha. Es muy veloz física y mentalmente, pone pases de antología, hace claras lecturas del momento y, por si fuera poco, tiene un remate envenenado de media distancia que puede sacar en medio de una veloz carrera.
Los comentaristas en el Perú coinciden: Si Orozco fuera argentino o brasileño, ya se habrían escrito muchas antologías sobre su juego y se habría cotizado en millones de dólares.
Pero viene de un fútbol modesto y tendrá que enfrentar prejuicios y acostumbrarse a jugar con compañeros de mayor nivel, porque los actuales están todos muy por debajo del suyo.
El aspirante a estrella nació en la ciudad de Maracaibo y comenzó a aparecer muy joven, con 16 años, en el fútbol profesional. De hecho, ya tiene la gloria de haber pertenecido a la primera selección venezolana que participó en un campeonato Mundial, el Sub 20 de Egipto 2009.
Además, ya ha sido evaluado para mayores. Cuando comenzó el Sudamericano del Perú, el brasileño Neymar se perfilaba como el rey individual y se decía que la sombra le podría llegar de su compañero Lucas, de los argentinos Juan Manuel Iturbe o Rogelio Funes Mori o del chileno César Pinares. No obstante, su gran rival para el cetro es un venezolano con el que nadie contaba.
Neymar tuvo un debut soñado ante Paraguay, al que le hizo cuatro goles. Luego, ante Colombia, fue anulado con mucho criterio, pero en la única ocasión que tuvo anotó. En la tercera salida, ante Bolivia, mostró muy poco e incurrió en excesos de individualismo que confirmaron que, aunque genial, debe mejorar en disciplina táctica y en juego colectivo.
Lo de Orozco es más logro individual. A diferencia del brasileño, que tiene a su lado a Lucas, Casemiro, Willian o Henrique, no tiene quien lo complemente y lleva todo el peso del equipo.
Y así, si bien Venezuela ha logrado mantenerse invicto en el Sub 20, también es cierto que no ha ganado nunca.
“Cambio mis goles por los tres puntos”, se le oyó decir una vez a Orozco, quizás precozmente harto de que sus buenas exhibiciones no puedan completarse con victorias para el equipo.
En Venezuela el gol anotado por el volante, ya forma parte de los mejores goles y momentos que ha vivido el fútbol de ese país.
Fueron 10 segundos en los que Orozco tuvo a toda Sudamérica a sus pies, pero sobre todo le está abriendo la posibilidad de seguir creciendo en el fútbol del exterior. Europa y Brasil han puesto sus ojos en esta figura juvenil que hasta la noche del lunes era el volante de la ‘vinotinto’.