Valeriana para la Selección

Reinaldo Rueda quedó tan desconcertado con las pifias y los oles, que ha sugerido un estudio sociológico para entender por qué reaccionaron con enfado los hinchas. Sí, quiere que la FLACSO lo descifre. También aventuró la osada teoría de que quizás un segmento de la hinchada fue comprado. Solo faltó que le echara la culpa a la extrema derecha, al fascismo y a los poderes fácticos por el extraño ensayo con los foráneos de la Serie A.

El capitán Antonio Valencia reclamó desde Inglaterra a los hinchas por las pifias, algo que, hasta donde sabemos, no ha hecho en Manchester United cuando al pobre  entrenador David Moyes lo acribillaban, no solo con silbidos, sino con las más crueles portadas en los periódicos.

A esto se agrega el estrambótico reclamo del líder de la Ecuafútbol a Enner Valencia por grabar un comercial de televisión, como si tomar un avión (¡huy, qué esfuerzo!) y sonreír  a la cámara fuera más dañino que aguantar las patadas de los rivales en México.

Es novedoso este ambiente de nervios con síndrome de persecución que vive la Tricolor antes al Mundial. En el 2002 había un cierto relax porque la meta era llegar a Japón y todo lo que pasara ahí sería histórico, incluso las derrotas. En el 2006 había algo de euforia debido al estupendo plantel disponible. Hoy, criticar al equipo C de la Selección es un acto de traición, lo cual es absurdo.  Es notorio que falta la serenidad que aporta la reflexión sincera, el análisis objetivo de los resultados y, por supuesto, el agüita de valeriana.

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