Camionetas de los parientes de Antonio Valencia fueron decoradas con fotografías donde aparecía el jugador. En las calles de la ciudad, los esmeraldeños observaron el encuentro.
Las villas de Petroecuador, en las afueras de la ciudad, fueron el fortín de la dinastía Valencia. Hasta ese sitio llegaron, pasadas las 13:00, tíos, primos y amigos del jugador del Manchester United.
En la estrecha sala de la casa de Ángel Valencia, colocaron un televisor plasma de 60 pulgadas. Las sillas del comedor y los muebles no fueron suficientes para albergarlos a todos.
Antes del partido todo era risas y aplausos. La mayoría llegó con camisetas rojas, color del equipo en el que juega el ecuatoriano. Sobre la mesa, había papas fritas, uvas y cervezas, para hacer más ameno el cotejo copero.
Para escuchar mejor la narración de los locutores, una caja amplificada fue la ideal.
Con el dominio del encuentro por parte del Barcelona, el ánimo de los Valencia desmayó. Las miradas se centraron en el toque y toque de los catalanes en Wembley. Sin embargo, se motivaban nuevamente en cada participación de ‘Toño’ Valencia.
El primer gol del Barcelona desmotivó a las 30 personas presentes. El silencio se apoderó del salón por unos minutos. Pero el gol del empate los puso a saltar. Abrigaban la esperanza del triunfo.
Mientras los hombres disfrutaban del encuentro en la acuñada sala, en el patio tres mujeres preparaban carne asada, chuleta, chorizo y plátano. Al término del partido, Luis Ángel Valencia, primo de ‘Toño’, dijo: “Somos vicecampeones. Hemos perdido ante un equipo que tiene en su plantilla a los mejores jugadores”.
Un poco acongojada, Teodora Valencia, tía de Antonio, comentó que Ecuador tiene un digno representante en el exterior.