Uruguay, con una goleada, calló las vuvuzelas locales

En el estadio Loftus Versfeld de Pretoria. Diego Forlán (10) remató en el minuto 24 y convirtió el primer tanto de la goleada, 3-0, ante los sudafricanos.

En el estadio Loftus Versfeld de Pretoria. Diego Forlán (10) remató en el minuto 24 y convirtió el primer tanto de la goleada, 3-0, ante los sudafricanos.

El desfile de personas parecía inspirar una marcha fúnebre. No se trataba de la conmemoración de los 34 años de la masacre de Soweto, cumplidos anteayer, sino de la sospecha de que hasta acá ha llegado el camino de Sudáfrica en su propio Mundial.

Ayer, con una victoria inapelable, Uruguay forzó la salida de los fanáticos del Loftus Versfeld de Pretoria mucho antes de que el pitazo final oficializara la goleada 3-0.Apenas Diego Forlán, la figura del partido, marcó su segundo gol con un penal al minuto 80, se empezaron a ver los ríos de gente hacia las salidas. Sudáfrica podría ser el primer anfitrión de la historia que queda eliminado en la primera ronda. Hay una esperanza, pero depende de que México y Francia empaten mañana, o que ganen los galos y Sudáfrica pueda vencerlos en la fecha final.

“Este es el grupo más difícil del torneo, lo sabíamos. Estamos dolidos, pero lo que nos perjudicó más fue la diferencia de goles, no la derrota”, dijo el DT de los locales, Carlos Parreira.

Uruguay, en el minuto 24, convirtió con un disparo de Diego Forlán, que tocó a un defensa y se elevó para terminar en un golazo que logró lo que parecía imposible: callar a las vuvuzelas.

Sudáfrica empezaba a desfallecer en su empuje y se veía que los charrúas podrían hacer el gol para segurar la victoria, y así fue. Sólo que lo inevitable llegó de la forma más dolorosa para Sudáfrica: su portero, Itumeleng Khune, cometió penal sobre Suárez y fue expulsado. Forlán, en el minuto 80, recibió al nuevo portero con un tiro a la derecha para convertirse en el goleador del Mundial con un doblete.

Álvaro Pereira aumentó la cuenta y colocó el 3-0 en el minuto 90+5.

Así, Uruguay puso un pie en octavos con celebración en la casa ajena, un Loftus Versfeld que se preparó para una fiesta y terminó con un funeral.

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