Solo 10 de las 25 jugadoras convocadas estuvieron presentes ayer en el primer entrenamiento del sexto microciclo de la Selección femenina de fútbol.
Eran las 10:30 cuando el técnico Juan Carlos Cerón hizo sonar su pito para que las futbolistas se reunieran en el centro de la cancha de la Federación Deportiva Nacional del Ecuador (Fedenador). Ahí estarán concentradas hasta la tarde del próximo lunes.Después de una charla de cinco minutos empezaron a estirar sus músculos bajo la guía de Urlin Canga, preparador físico.
Cinco de las 10 futbolistas son parte de la selección de Pichincha, equipo que reclama su participación en la Copa Libertadores femenina que se jugará en Brasil entre el 3 y 17 de octubre.
Son Shirley Verruz, Sonia Ferrín, Rocío Mora, Vanessa Herrera y Belén Cuchán. Para ellas la polémica entre la Federación Ecuatoriana de Fútbol y la selección de Pichincha es un tema que debe ser resuelto por los directivos de ambos organismos.
Según Verruz, se debió respetar el reglamento que rigió el Torneo Nacional Absoluto que se realizó en Manabí, “porque nuestro equipo quedó campeón con muchos méritos. Más allá de los premios, la clasificación a la Copa Libertadores fue un incentivo por el que todas competimos”.
Ferrín explicó que los directivos del balompié de su provincia, antes del torneo en Manabí, les dijeron que si ganaban el campeonato tendrían que jugar con el nombre y los colores del Deportivo Quito, campeón actual del torneo nacional masculino.
Cerón aclaró que esta fase de entrenamientos se realiza próxima a la participación de la Tricolor en el Sudamericano que será en el país entre el 28 de octubre y el 14 de noviembre.
“La Copa Libertadores será parte de nuestra preparación porque queremos, como anfitriones, ser protagonistas en el Sudamericano”, dijo el DT. Ese torneo entregará dos cupos para el Mundial de Fútbol Femenino que se jugará en Alemania en el 2011.
Marlene Ayala, asistente técnica, identifica como uno de los principales problemas, a la hora de conformar el equipo, la inasistencia de las convocadas. Irene Tobar, Mónica Quinteros, Johanna Solís, tres preseleccionadas de Guayaquil, se excusaron de asistir porque se encontraban en exámenes en sus universidades. Ellas tampoco tenían los permisos en sus lugares de trabajo.
El preparador físico, Urlin Cangá, reveló que eso se debe a que “el fútbol femenino no tiene una estructura definida y sólida”. Agregó que para eso se necesita, en primer lugar, “un entrenamiento constante de las chicas porque algunas solo lo hacen cuando vienen a la Selección. El resto del tiempo se dedican a otra cosa y ya hay quienes se han retirado”.
Una de ellas es Carla Wray. La ex arquera de la Selección durante el proceso del técnico Gary Estupiñán dejó de practicar fútbol profesionalmente y hoy es guardia de seguridad del Consulado Americano en Guayaquil.
La ex futbolista de 27 años siente “decepción” de que durante su etapa como jugadora no se haya creado una liga femenina de fútbol en Ecuador. Ese detalle, apunta, “ha provocado que muchas de la jugadoras de mi época se dedicaran a otras actividades porque nosotras no podemos vivir del fútbol como los hombres”.