Ni bien se ubicó sobre el graderío del estadio de Peguche, en Otavalo, Cristopher Jaramillo, de 12 años, vio correr en la cancha al delantero Agustín Delgado.
Jaramillo dudó por un momento de que se tratara de su ídolo, el ‘Tin’ Delgado, jugador al que había visto marcar goles por la televisión. “¿Ese ‘man’ es el ‘Tin’?”, preguntó una y otra vez, sin tener respuesta inmediata.
Su compañero Jeshua Vega, de 12 años, en silencio y sin quitar su mirada del espigado futbolista resolvió la duda a Jaramillo. “Sí, es el Tin”, dijo con un grito. Ambos disputaron en un estadio cercano un cotejo en la categoría Sub 13 de un torneo local.
Delgado, goleador histórico de la Selección ecuatoriana, vestía un uniforme de color amarillo y azul, en representación del Ministerio de Deportes. Su camiseta tenía el número 11, como fue habitual en la Tri y en los mundiales.
En el equipo ministerial también alinearon el portero José Francisco Cevallos y su asesor Luis ‘Chino’ Gómez, ex compañeros en Barcelona. El sábado el ‘Tin’, Cevallos y Gómez se enfrentaron a un combinado juvenil de la Gobernación de Imbabura.
El cotejo amistoso fue en un entretiempo del Mundialito Indígena, que disputan 12 equipos en la festividad del Pawkar Raymi o Fiesta de Florecimiento.
Los 1 500 aficionados, en su mayoría de la comunidad indígena de Peguche, siguieron atentos las jugadas de las ex figuras del fútbol nacional y mundialistas.
La nómina ministerial la completaron José Lupo Guerrero, Fredy Acuña, Wilman Buele, Cristian Calderón, Fabián Cubero…
Este último volvió a pisar esta cancha a los cuatro años. Cubero es uno de los futbolistas profesionales retirados que son contratados para reforzar los equipos que participan en el Mundialito.
El volante Cubero, ex jugador del Deportivo Quito y Espoli, tiene una empresa de transporte y trabaja en una revista de publicidad. Contó que no pierde la esperanza de incursionar como director técnico en el fútbol ecuatoriano. “No me quiero apresurar, me siento joven, debo prepararme”.
Los equipos del Mundialito son financiados por los otavaleños, que regresan por esta temporada de varias partes del mundo.
De allí que los equipos llevan nombres de ciudades o clubes, en donde residen los comerciantes de artesanías o músicos. En el actual torneo, por ejemplo, Edwin Tenorio refuerza al Cerro Porteño, de la zona de La Calera.
En este año hubo dos innovaciones en el Mundial: la utilización del idioma quichua y la inclusión de un jugador juvenil como titular. Según Marcelo Yacelga, coordinador, la intención es formar jugadores indígenas para el fútbol rentado del país.
Uno de los jugadores más asediados fue el golero Cevallos, que jugó hasta los primeros cinco minutos de la segunda etapa. Él vestía un buzo y gorra de color blanco y un pantalón negro. “Estamos contentos de estar en esta fiesta, hasta da ganas de bailar”, dijo.
El momento más emocionante fue en el único gol de partido marcado al minuto 47 de tiro penal por el ‘Tin’ Delgado. “Estos encuentros hacen volver a vivir”. Al finalizar el partido, Jaramillo y Vega hicieron poner la firma del ‘Tin’ en sus zapatos de fútbol.