Fernando Mantilla, presidente del Quito, ratifica que no irá a la reelección. Revela las deudas, la transición dirigencial y el convenio con un grupo suizo para construir un estadio.
¿Mantendrá su decisión de no postularse a la reelección, aunque el Deportivo Quito cumpla una buena campaña en la Copa Sudamericana?
Sí. Me integré al Quito en el 2008 como vicepresidente. Luego -por la coyuntura del rompimiento con SEK- asumí como presidente. Y, en estos cuatro años, mi intención fue que el club se quitara esa pesada mochila de que no alcanzaba títulos en 40 años y darle una estructura institucional. El Quito era una especie de club errante. Pero se logró el terreno de Monteolivo y tres títulos nacionales en cuatro años.
Si su balance es positivo, entonces, ¿por qué se aleja?
No quiero hacer carrera dirigencial. Esto implica sacrificios personales y uno se expone a comentarios y agravios. Esto nos obliga a que aparezca gente con nuevos bríos. Queremos cambiar esa mentalidad caduca que piensa que el dirigente debe dejar mal al que viene.
Mencionó la falta de títulos y la falta de infraestructura. La primera labor parece cumplida. Pero la segunda parece que queda a medias…
Desde hace dos años hemos tramitado un crédito internacional y esa operación se concretó ayer. La estructuradora de préstamos cooperados Tectron, que trabaja con la Unión de Bancos Suizos, entregará un préstamo de 40 años al club. Este tiene un año de gracia de capital y es autocancelable.
¿Cómo se piensa cancelar este préstamo si el Quito aún tiene deudas externas?
Con una Comisión proestadio, para evitar que estos fondos lleguen al club. Esto con el propósito de que existan embargos de organismos como el SRI y proveedores. Los primeros anticipos del préstamo demorarán un par de semanas. Y el desembolso final se realizaría en unos 66 días.
¿A cuánto asciende el préstamo para este proyecto?
A USD 24 millones.
Pero si usted y su grupo gestionaron ese préstamo este no sería viable a futuro.
La idea es que se forme este grupo proestadio. Yo estaría en la lista, pero ya no para dirigir el equipo, sino para darle la posibilidad de construir el estadio. Así habría una entidad independiente.
En su gestión resalta los títulos y la infraestructura. Pero su modelo no logró solventar las deudas. ¿Por qué?
Todavía hay aspectos que mejorar. El equipo pasó de ser ingobernable, complicado y con muchas deudas, a tener cierta gobernanza. Se ha creado una estructura con varios departamentos. Pero tenemos rezagos con deudas del SRI del 2007. También han aparecido proveedores que han sido un lastre. Las fuentes de ingresos hoy son la publicidad del estadio, venta de jugadores, auspiciantes, derechos de TV y taquilla que el último año nos dio USD 1 200 000.
¿Por qué no han alcanzado estos recursos?
Este año presupuestamos obtener USD 1,5 millón por ingresos de taquillas y ha entrado USD 300 000. Ahí tenemos un déficit. Pero cuando tomé la presidencia logramos auspiciantes con seis meses de anticipación al equipo. Algo que no ocurría.
¿Los sueldos a jugadores se elevaron y crearon deudas?
Lo que ocurre es que de no mediar imponderables como deudas con el SRI y con antiguos jugadores -a los que se les ha cancelado USD 600 000 desde el 2007- habríamos obtenido USD 1 millón. Esto nos habría ayudado a equilibrar. Pero no podemos quejarnos. El dirigente no está para eso sino para buscar los financiamientos.
Pero reconoce usted que los sueldos se elevaron.
Sí. Pero sobre todo esto ocurrió en el 2010 cuando SEK elevó los sueldos en un 25%. Desde ahí empezaron las complicaciones. Además, en el 2008 el Quito ya tenía un déficit de USD 1 millón.
¿Por qué se pagan salarios entre USD 25 000 y 35 000 a los jugadores si los recursos no alcanzan?
En esto todos los directivos somos responsables. La coyuntura de tener una moneda como el dolar volvió atractivo al país. Los jugadores que retornaron del exterior pidieron remuneraciones altas que se volvieron referentes. Ha existido un incremento superior a la realidad económica de los clubes. En el Quito estamos tratando de sincerar esto y que la relación costo-beneficio sea equivalente. Que el jugador rinda independiente de su trayectoria.
¿El DT Acosta le pidió que iniciara una renovación?
Esa era la idea con Nelson. Él era partícipe de que el jugador de acuerdo a su rendimiento sin importar su condición salarial.
¿Por qué no se pudo sostener ese proceso?
En un equipo los ‘grandes’ manejan los planteles y la idea de Acosta no pegó. Hubo una fractura con Nelson. No hubo la comunicación, ni la química. Y, aunque no es nuestra filosofía nos vimos obligados a cambiar de DT.
HOJA DE VIDA
Fernando Mantilla tiene estudios de economía en la Universidad de Harvard.
El dirigente se involucró al equipo en el 2008 como vicepresidente. En el 2010 asumió como presidente. En cuatro años fue el artífice de cuatro títulos.