Daniel Arcucci. Editor de Deportes de La Nación de Argentina
Especial para EL COMERCIO
Cuando uno ve a Carlos Tévez por TV disfrutando en esos inmaculados campos ingleses, con la gente a dos metros sin alambrado de por medio y buscando la victoria con la camiseta que sea contra quien sea, tiende a hacer una asociación libre con pensamientos que el propio Tévez ha expresado alguna vez: “¿Cómo voy a tener miedo de jugar ahí, cómo no voy a salir a ganar a todos lados, si yo crecí jugando en los potreros de Fuerte Apache?”
Quizá sea un reduccionismo, pero cuando se empiezan a buscar razones para el éxito de Latinoamérica en Sudáfrica, uno encuentra que para sus jugadores, pasar de las eliminatorias allá en el Sur a la competencia global aquí, es algo así como ir del campito al teatro. En las eliminatorias -hostiles y bravas en rivalidades y en escenarios- se templan.
En el Mundial -glamoroso y expuesto- disfrutan. Sudamérica tiene muchos cupos para el Mundial, es cierto: compiten 10 y pueden clasificarse 5, como sucedió en esta ocasión. Pero lo que es difícil de defender desde lo político, y seguramente será discutido antes de Brasil 2014, es defendido desde lo deportivo.
“Los sudamericanos estamos haciendo el Mundial que, en realidad, se tendría que jugar: con equipos que den la talla”, respondió Maradona cuando escuchó la pregunta que se le viene haciendo a todos los protagonistas. Y amplió: “La explicación que se puede dar es que es competitiva la clasificación, mucho más que en Europa. A mí no me cabe duda que Ecuador podría estar en el Mundial. En cambio, jugar con Islas Faroe, ¿qué sé yo?”
Eso, y lo que acaba de declarar Giancarlo Abete, presidente de la Federación italiana, en medio del derrumbre de su selección. Dicho de otro modo: o Europa promueve talentos propios, o Sudamérica le pasa por encima. Para muestra: Inter, último campeón de Italia no tiene ni un solo italiano en su equipo titular, en la que sí brillan argentinos y brasileños.
Los números concretos son: entre los 16 equipos de octavos de final, América ubicó 7 de 8 y Europa, 6 de 13.