De Ciudad del Cabo a Nelspruit, de Polokwane a Durban: por unos minutos, los sudafricanos creyeron en el milagro, pero la fe en lo imposible dejó finalmente paso a una resignación orgullosa en las calles del país organizador del Mundial de Fútbol.
“Estoy muy contento, porque Francia está quinta en el ranking mundial”, aseguró un habitante de Johannesburgo poco después de que su Selección derrotara en Bloemfontein por 2-1 al campeón del mundo de 1998, en el último partido del grupo A.
La victoria, sin embargo, de nada sirvió a la anfitriona del primer Mundial africano, que se convirtió en el primer país organizador que cae en la primera ronda en la historia de la competición. Prácticamente resignados a decir adiós desde su derrota del último miércoles por 3-0 ante Uruguay, los aficionados sudafricanos se tomaron el partido ante Francia como una mera cuestión de orgullo.
Se trataba de dejar el Mundial ganando a un grande, pero el transcurso de la tarde hizo soñar a millones de sudafricanos con algo más. Las caras de los fanáticos agolpados en bares, casas, tiendas o allá donde hubiera una televisión translucían esperanza en el descanso del partido, cuando Sudáfrica ganaba 2-0 y México perdía 1-0 en Rustenburgo ante Uruguay.
A los ‘Bafana Bafana’ solo les faltaba en ese momento dos goles para lograr el milagro. Pero esas anotaciones nunca llegaron. “El país está orgulloso de los muchachos. Si hubiéramos hecho el 3-0, pasábamos”, aseguró el seleccionador nacional, el brasileño Carlos Alberto Parreira, convencido de que un tercer gol hubiera empujado a sus pupilos hacia la hazaña.
Pero el delantero Katlego Mphela estrelló la mejor oportunidad local en el palo y Florent Malouda terminó de devolver a toda una nación a la tierra al lograr el tanto francés.
Después del partido, Parreira estuvo a punto de romper en llanto tras la eliminación, pero aseguró que su orgullo se mantenía intacto.
El técnico, de 67 años, ha dirigido en seis diferentes mundiales, pero el triunfo del equipo anfitrión 2-1 sobre Francia fue su primera victoria mundialista con un equipo distinto a la Selección brasileña. “Estoy feliz de haber trabajado para este país. Tiene un verdadero significado que la gente diga que está orgullosa. No teníamos nada antes, y lo que aquí se ha obtenido fue un gran logro”, señaló Parreira.
Minutos después del partido, el mismo presidente sudafricano, Jacob Zuma, reconoció el esfuerzo de los futbolista locales. “Todo el país está orgulloso de ustedes”, les dijo el Presidente a los jugadores. “Sería fantástico si logran clasificarse para el próximo Mundial, en Brasil”, añadió Zuma.
Tras la eliminación, cientos de miles de ‘fans’ regresaron a sus casas con las banderas al hombro y las vuvuzelas en la mano, pero sin reproches y con una sonrisa siempre presta en el rostro.
El equipo nacional “ganó el corazón y la mente de los sudafricanos y de la gente de todo el mundo”, aseguró poco después de la eliminación Danny Jordaan , director ejecutivo del comité organizador, quien lanzó un mensaje a sus compatriotas: “Llenen las calles, llenen los estadios… hagan de este Mundial el mejor de la historia”.