Nino es un gasista brasileño que vive en Argentina desde hace ocho años. Se hizo hincha de San Lorenzo por una chica argentina que lo enamoró en Sao Paulo. “Generalmente es al revés: el hombre convence a la chica para que se cambie a su equipo, pero bueno, qué le vamos a hacer”, dice con un acento que no parece brasileño, tampoco porteño, sino paraguayo.
Va al trabajo siempre con una prenda del equipo, que puede ser el pantalón, una camiseta, el abrigo o la gorra de lana. Ese orgullo de Nino se ha transformado en resignación o sufrimiento. Nunca imaginó que vería a San Lorenzo casi descendido. Aunque el equipo ‘cuervo’, como le dicen, ya supo lo que es el descenso en 1982, Nino no lo vivió.
Solo un milagro, que a veces en el deporte ocurren, salvará al cuadro del Bajo Flores. Pero más que milagros, no solo San Lorenzo sino el mismo fútbol argentino dependerán de la fortuna y de la matemática en un final de campeonato apasionante, complejo y lleno de tensión, tanto la serie A como la Serie B.
El sábado se jugarán seis partidos que definirán el ascenso a las 15:00 (13:00 de Ecuador). En Córdoba y Buenos Aires, Instituto y River Plate dependerán de sí mismos para ascender directamente a la Serie A cuando enfrenten como locales a Ferrocarril Oeste y Almirante Brown, respectivamente. Ambos con 70 puntos están apenas a uno de sus perseguidores Quilmes y Rosario Central, que tendrán la dificultad de jugar como visitantes ante Guillermo Brown, en Puerto Madryn (provincia de Chubut, sur de Argentina) y Desamparados de San Juan (oeste de Argentina).
“Los jugadores saben que uno de los dos de arriba perderá puntos, por eso nosotros nos tenemos que preocupar por ganar nuestro partido”, sostuvo Juan Antonio Pizzi, técnico de Rosario Central.
En la serie A, las palabras del volante de Tigre, Román Martínez sintetizan el complejo sistema del campeonato argentino que define al campeón por una temporada pero los descensos dependen de cuatro, que se implantó en 1983, al año siguiente de que descendiera San Lorenzo de Almagro.
“Estamos a un paso. No sé de qué, pero estamos a un paso”, dijo entre risas Martínez a TyC Sports. Tigre vive un momento que la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) nunca previó cuando instauró el sistema de promedios, en 1983: puede ser campeón y, al mismo descender.
No descenderá directamente, pero sí podrá jugar la Promoción (en el sistema de promedios, los dos últimos descienden directamente, mientras que los que ocupan el 17° y 19° lugar disputan la permanencia en la serie de privilegio con el tercero y cuarto de la Serie B.
El hecho es que Tigre podría jugar hasta cinco partidos terminado el campeonato regular: definir con Arsenal el título con Arsenal (ambos con 35 puntos) e incluso un triangular con Boca (33) y los dos partidos de Promoción.
La AFA ya dijo que de descender, Tigre conservará el título si lo gana, aunque no jugará la Copa Libertadores.
Las miradas apuntan al Bajo Flores. A San Lorenzo no le bastará con ganar a San Martín de San Juan. Deberá esperar que Banfield no gane a Colón de Santa Fe o que Atlético Rafaela pierda con Godoy Cruz, de Mendoza, para jugar la Promoción. Es el escenario que Nino ni ninguno de la multitudinaria hinchada ‘cuerva’ hubiese querido vivir nuevamente desde aquel 1982.