Corinthians basó su éxito en el Mundial de Clubes, donde ganó este domingo en la final al Chelsea (1-0), en las paradas de su portero Cassio Ramos, declarado mejor jugador del torneo y en los goles del peruano Paolo Guerrero, que marcó los dos tantos de su equipo en Japón.
Con la victoria del equipo paulista, el fútbol sudamericano volvió a quedarse con el título que le fue esquivo estos últimos años, donde los equipos europeos tuvieron hegemonía.
El último equipo latinoamericano en conseguir el campeonato mundial fue el Inter de Porto Alegre en 2006 tras ganar al Barcelona en la final de ese año.
Este es además el segundo título mundial del Corinthians, que se suma al primer torneo de este tipo organizado por la FIFA en el 2000 en Río de Janeiro y en el que este equipo participó como representante de la liga brasileña.
El técnico madrileño del Chelsea, Rafa Benítez, dio la sorpresa alineando al veterano Frank Lampard, recién salido de una lesión, en el centro del campo junto al brasileño Ramires.
En un córner botado en el minuto 11, el central Gary Cahill estuvo a punto de inaugurar el marcador con un cabezazo que a punto sorprendió a Cassio y borró el nervio inicial paulista.
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Con los minutos, el Corinthians volvió a apretar y contó con dos buenos contragolpes del rápido Emerson que neutralizó David Luiz, un baluarte que se mostró en todo momento veloz, conciso y preciso al corte.
Los brasileños confiaban sus opciones a los contragolpes de la peligrosa dupla formada por Emerson y Guerrero, mientras que el Chelsea explotaba sus bandas e intentaba combinaciones imposibles entre Torres, Mata y el habilidoso Hazard, que junto a Cole fue un puñal por la izquierda.
El encuentro se tornó vertiginoso con ocasiones en ambas porterías. Tres de ellas muy claras para el Chelsea, una a cargo de Torres tras realizar un control acrobático en carrera, una parada imposible de Cassio tras tiro colocado de Moses y un misil de Mata desde la frontal bloqueado por el seguro guardameta brasileño.
Pasaban los minutos y la grada rugía con fuerza transformando Yokohama en Sao Paulo y contagiando al equipo, que jugó con descaro y decisión sembrando de dudas el juego de los de Rafa Benítez. Hasta el minuto 69, cuando en el enésimo intento de los brasileños, Danilo recortó con clase en el área y su disparo se envenenó y cayó en la cabeza de Guerrero, que infló a la red y le dio el segundo título a Corinthians.
El título mundial fue celebrado en las calles de Sao Paulo la ciudad sede del ‘Timao’ con petardos, bocinas, bengalas, ríos de cerveza y samba.
Un gran número de aficionados se dieron cita para ver el partido en los bares y panaderías de la Avenida Paulista, la principal vía de Sao Paulo. Esta avenida se convirtió en el epicentro de las celebraciones del título y se tiñó de blanco y negro.