Los jugadores del Independiente del Valle le dicen ‘Papi Óscar’. Él no es padre de ninguno de los futbolistas del equipo que este año debuta en la Serie A , pero igual cumple tareas de apoyo y de ayuda para los jugadores.
El sangolquileño Óscar Lara, de 39 años, es el coordinador del equipo afiliado a la Asociación de Fútbol no Amateur de Pichincha (AFNA). Él planifica los viajes, las concentraciones y soluciona los temas logísticos. Esas son sus tareas habituales en el club.Pero su apego y su trabajo en el Independiente es antiguo. Lara ha sido utilero, aguatero, hincha, secretario y hasta arquero del conjunto que se fundó en 1958.
En ese año, el equipo de Sangolquí nació por la iniciativa de un grupo en que se destacaban José Terán y Carlos Atapuma.
Terán falleció en 1974 y un grupo de amigos asumió la dirección del equipo. Entre ellos estaba Gilberto Lara, padre de Óscar.
Gilberto Lara presidió al equipo desde 1975 hasta 1982. Luego, fue electo presidente de la Segunda categoría de AFNA y su sucesor fue su hermano Jorge.
Por eso, los recuerdos de niñez, adolescencia y juventud de Óscar Lara siempre tienen que ver con el Independiente.
Las remembranzas son antiguas y recientes. Su primer recuerdo es de cuando tenía cinco años. A esa edad, su padre lo llevaba de la mano al estadio para alentar al plantel desde los graderíos del escenario de Rumiñahui.
También hay anécdotas más recientes que lo marcaron. Una de esas es la de Juana Utreras de Alcócer, su abuela, que falleció el año pasado.
Utreras era una seguidora incondicional del equipo y solía acompañar al plantel en los viajes y alentar en el estadio de Rumiñahui. Antes de fallecer, la señora, se unió a una caravana de aficionados que viajaron al sur del país para apoyar al equipo en un encuentro ante Liga de Loja, por la Serie B. “Ahí, me di cuenta que el apoyo al equipo ya viene de familia incondicional y que nunca podría abandonar a este plantel”.
Otras anécdotas son de su época de jugador. En 1982, debutó como golero en los torneos vacacionales de Sangolquí. Luego, participó en las formativas de AFNA. Actuó en las divisiones juveniles desde 1985 hasta 1990, cuando cumplió 19 años.
En 1995, sin embargo, fue sancionado y dejó de jugar al fútbol. Entonces, se dedicó a apoyar al equipo como utilero y aguatero. Eso, hasta que se convirtió en el secretario del equipo, en 1996.
En septiembre de ese año, se llamó a una Asamblea y la presidencia pasó a Michel Deller, mientras que el cargo de gerente lo ocupó Santiago Morales.
Desde entonces, Lara tiene contacto directo con Morales. Además, el gerente es el nexo para llegar al empresario Deller.
Este grupo llevó al equipo a la Serie B y, este año, a la Serie A. Lara dice que, desde entonces, ha saboreado éxitos deportivos, pero también personales en el plantel.
En el 2007 empezó a tener más contacto con los jugadores y ese vínculo se mantiene hasta ahora. Eso se evidencia en los entrenamientos diarios.
Son las 11:00 del 22 de julio. Lara está en un costado de la cancha principal. Lleva una camisa blanca y una chompa de color café que le ayuda a protegerse del frío que acompaña la mañana en el Complejo de las Balvinas, sede del plantel, en el cantón Rumiñahui, conocido por sus deliciosos platos de hornado.
Lara observa desde un costado el entrenamiento del equipo dirigido por el argentino Guillermo Duró. Luego, recibe una llamada a su teléfono Blackberry.
Después de 20 minutos de resolver un problema logístico del club, a través de su teléfono, vuelve a observar a los futbolistas. Pero otra llamada lo interrumpe. Son las 12:00 y el sangolquileño sigue ‘pegado’ al teléfono.
Luego de 10 minutos, va al centro del campo y empieza a hablar con el DT. Le consulta al entrenador si está de acuerdo con que los jugadores observen la película ‘El Príncipe de Persia’.
El entrenador aprueba la decisión y empieza a bromear con el coordinador. Reinaldo Román, jugador paraguayo, también se acerca. “Papi Óscar, ¿donde está Papi Óscar?”, dice el futbolista.
Román dice que ‘Papi Lara’ siempre está pendiente de los pedidos de los jugadores. Es por eso, que ellos se han convertido en sus amigos personales.
Precisamente, el apodo de ‘Papi’ se lo puso el jugador Jefferson Montero, quien ahora juega en el Villarreal del fútbol español.
Montero, quien jugó en el Independiente entre el 2008 y 2009, solía ir a almorzar a la casa de Lara. La familia lo consideraba un hijo más. Montero también se considera un familiar de los Lara y siempre los visita cuando viene de vacaciones a Ecuador.