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Desde el 5-1 con que Paraguay goleó a Ecuador en Asunción, allá por el lejano 2007, no se había visto un cotejo de la Tricolor tan deficiente como el del sábado. Esta derrota con Venezuela, fue por un solo gol, pero resulta demasiado dolorosa y absurda.
Absurda, porque Ecuador es más que los llaneros. Nombre por nombre. Línea por línea. Técnico por… Bueno, ahí sí gana la Vinotinto, pues el DT César Farías acumula tres años de trabajo en su grupo, además de que tiene una gran labor previa en juveniles. También es un apasionado de su oficio y, aunque no es Bielsa, se nota que estudia a los rivales con algo más que una sesión de DVD amenizada con canguil. Farías es un estratega de verdad.
Ecuador, en cambio, carece de un entrenador que demuestre que está trabajando. Repito la frase: que ‘demuestre’. Lleva todo el año 2011 sin un solo triunfo, cayendo en picada en el escalafón FIFA y diciendo que su equipo tiene mucho potencial. Hasta ahora, el único potencial de Ecuador es el de acabar en el sótano de América, solo por delante de los mexicanitos.
La derrota es dolorosa por la manera en que ocurrió, con una Tricolor que arrastra la camiseta (y eso que es nuevita). Desde el 2007, Ecuador ha perdido partidos, pero siempre de pie. Con Venezuela, se cayó de rodillas. Qué pena.
Rueda pidió paciencia para demostrar el valor de su trabajo, pero él mismo está sacándose del puesto, con sus pésimas decisiones. Primero, ¿qué hacía Christian Benítez tan atrás, casi como número ocho, estorbando a los volantes? ¿La idea era convertirlo en lanzador para poner a correr a Felipe Caicedo? Luego, ¿por qué el equipo jugó lanzado para atrás, por qué insiste en ese toque lento, parsimonioso, de la época de Maturana? ¿Y por qué tarda tanto en hacer los cambios, uno de los pecados de su antecesor?
Rueda no logra entusiasmar a su plantilla. Hay un desgano parecido al que sufrió Liga en este primer semestre, de ese que transmite pereza, quemeimportismo, desazón, total, lo que importa es ir al Mundial. Hay jugadores que se esfuerzan, como Elizaga, Araujo, Noboa…, pero otros no lucen igual de comprometidos, como Christian Benítez y Felipe Caicedo, quienes corren el riesgo de repetir el drama peruano de los últimos 20 años: delanteros que triunfan en el exterior pero que fracasan en la selección. Rueda está empujándolos a ese destino.
Queda un cotejo, ante Brasil. Algunos temen que Neymar y compañía propinen un resultado sacatécnicos. Pero también es una linda oportunidad para demostrar que al menos hay un sentido de compromiso que debe expresarse de una sola manera: en un cotejo jugado con la entrega que la camiseta de Ecuador se merece.¿Podrán hacerlo?