El técnico argentino Carlos Squeo no ha perdido ni un solo partido desde que tomó el mando de River Plate Ecuador. El sábado pasado, con la victoria 1-0 sobre Rocafuerte, sumó ocho fechas invicto en lo que va de la segunda etapa del torneo.
El volante Armando Solís volvió a ser la figura del equipo de la banda roja. Su habilidad con la pelota y su movilidad por todo el frente de ataque lo convirtieron en el eje del medio campo de los locales. Fue el encargado de iniciar el cambio de ritmo cerca del arco contrario y empujar a su equipo hacia el ataque.
De sus pies salieron las jugadas de mayor riesgo para su equipo y de su cabeza el gol de la victoria. Se movió por toda el área contraria y proyectó constantemente a sus compañeros al arco rival.
El técnico Humberto Pizarro, quien dirige a los cementeros, planteó un equipo sólido en la defensa, ordenado a la hora de manejar la pelota y contundente cuando atacaba.
Pero el orden y el traslado del balón lo perdió después de los 75 minutos. La desesperación por ganar el partido los hizo dejar muchos espacios, principalmente en el medio campo.
Y justamente fueron esos espacios los que aprovechó el equipo local. La orden de Squeo para sus jugadores desde la zona técnica era que contragolpearan cuando el rival se encontrara completamente volcado al ataque.
Por momentos Rocafuerte, aunque no tenía la pelota en su poder, generó más jugadas de riesgo en el arco de Matías Piñal.
Después del gol, Squeo fortaleció la marca en la mitad de la cancha y para eso ingresó el volante Jefferson Pinto. Los cementeros, para buscar el empate, mandaron a la cancha a Danny Luna, pero el cotejo ya estaba definido.