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El Quito no pudo vencer a una Liga disminuida

Una lucha frontal y decidida.  El defensa central azulgrana, Jairo Campos (der.),  disputa una pelota con el goleador albo Hernán Barcos.

Una lucha frontal y decidida. El defensa central azulgrana, Jairo Campos (der.), disputa una pelota con el goleador albo Hernán Barcos.

El Deportivo Quito llegaba al clásico jugado ayer en el Olímpico Atahualpa sumergido en un mar de confianza. El holgado primer puesto en la tabla y los 11 partidos invicto en el Campeonato nacional eran sólidos argumentos para que sus jugadores, directivos e hinchas, se sintieran optimistas, seguros y confiados.

A esas condicionantes, los chullas sumaban otro factor futbolístico esencial: el equipo estaba jugando bien; con técnica, táctica, estrategia y efectividad.

Liga, en cambio, asistía hasta la cancha de El Batán con un panorama mucho más incierto.

Si bien en sus presentaciones internacionales por la Copa Sudamericana se ha mostrado como un equipo ensamblado y ganador; en el campeonato su desempeño había sido irregular e imprevisible. Con partidos en tonos brillantes, como cuando goleó al Manta por 6-0 y otros más discretos y hasta oscuros, como casi todos los de la segunda etapa.

Presentadas así las realidades de los dos archirrivales, el elenco de la Plaza del Teatro llegaba como favorito. Y eso se notó desde el primer minuto del juego, que fue seguido con pasión por los 21 114 aficionados que pagaron su boleto. Y que pintaron de azulgrana la zona de preferencia y de blanco, las generales norte y sur.

El Quito fue pura dinamismo y el dominador durante los 97 minutos que duró el encuentro. Liga presentó un juego más frío y calculador; estrategia que se elevó a la enésima potencia luego de que fueran expulsados dos de sus jugadores: Néicer Reasco por doble tarjeta amarilla (27’) y Jorge Guagua (35’), por aplicar un codazo en el rostro a Luis Fernando Saritama en plena área chica.

La falta significó su expulsión y el consiguiente cobro del tiro penal, que el centrodelantero chulla Maximiliano Bevacqua se encargó de desperdiciar cuando disparó a las piernas del portero Alexander Domínguez.

Siete minutos antes, Reasco se había ido tempranamente a las duchas luego de que el juez Alfredo Intriago le sacara doble tarjeta amarilla por uno de los tantos ‘foules’ que cometió en contra del habilidoso puntero Fidel Martínez, quien lo superó durante los 27 minutos que el defensor estuvo sobre el gramado.

Antes, apenas a los 11 minutos de iniciado el partido, el Deportivo Quito ya había reflejado en cifras su dominio de cancha y pelota. Un centro de Michael Castro desde la izquierda sobró la salida de Domínguez y de Diego Calderón y aterrizó en la cabeza de Luis Checa, quien conectó un preciso remate que terminó en la redes.

El gol, como en el boxeo, puso a Liga mareado y contra las cuerdas. Pero a pesar de su dominio, el elenco de la Plaza del Teatro no supo aprovechar la coyuntura y permitió que los albos se recuperaran, armaran una mejor defensa y controlaran de forma eficiente a quienes manejaban el esquema azulgrana: Luis Saritama, Fidel Martínez y Juan Paredes.

Ese fue el esquema imperante hasta el minuto 35, cuando fue expulsado Guagua y Bevacqua perdió el tiro penal.

Después de esa jugada, el cotejo dio un giro radical y se volvió un monólogo. Con el Quito atacando sin pausa pero también sin orden; y el elenco universitario defendiéndose con ahínco, entereza, sustos y hasta algo de suerte.

El segundo tiempo siguió por el mismo derrotero: con el Quito atacando con apuro, casi con desesperación; y Liga defendiéndose, apelando a todas las armas.

Paradójicamente, este accionar chulla tuvo cinco minutos de desconcentración, minutos que aprovecharon los azucenas para consolidar el empate que, por la forma como fue conseguido, tuvo destellos épicos.

Seis minutos después de que empezara la segunda etapa, Ezequiel González fue ‘fauleado’ por Jairo Campos en el límite izquierdo del área chica.

El ‘Equi’ tomó la pelota entre sus manos, la acomodó y, como un consumado billarista, ejecutó un disparo que se incrustó en el ángulo superior derecho del arquero Adrián Bone.

Este no pudo evitar la caída de su marco a pesar de la infructuosa volada que realizó. El empate silenció a la parcialidad quiteña y encendió a los incondicionales blancos, que se sacudieron de su pasividad y gritaron con ganas.

Los restantes 39 minutos dieron paso a una lucha de titanes: los azulgranas atacando con fuerza y vehemencia, pero con desorden; los universitarios defendiéndose con sacrificio, esfuerzo y mucha solidaridad. Con cada minuto que pasaba, los chullas perdían serenidad y precisión mientras los albos ganaban en confianza.

Al final del cotejo, un disparo de Ayrton Preciado golpeó en el horizontal del arco defendido por Domínguez; mientras en el otro pórtico, Claudio Bieler se quitaba la responsabilidad y prefería hacer un pase antes que rematar.

Al final, el empate no corta la preeminencia chulla, que sigue primero, pero aleja casi definitivamente a Liga de la lucha por el campeonato de este año.

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