La pasividad de un martes cualquiera se interrumpió inusualmente ayer en la av. Barcelona, ubicada al oeste de Guayaquil.
Las filas de los más de 4 000 hinchas canarios quienes buscaban una entrada para el partido BSC vs. Olmedo del próximo domingo, y que podría implicar dar la vuelta olímpica junto a su equipo, se extendieron por cuatro cuadras en el norte del estadio Monumental Banco Pichincha.
En esta vía, que usualmente adopta el caos los miércoles y domingos, cuando “el aire huele a caramelo”, los cánticos iniciaron en la madrugada.
A ese trajinar, sumado a los gritos de indignación por no conseguir una boleta para el palco 7, fue que José Bernal, socio BSC 13194, le atribuyó la ronquera de su voz. Él aseguraba ser uno de los primeros en el sitio y su discurso fue recogido por tres medios televisivos: “Nos dicen que no hay boletos para palcos. Pero ¿por qué los revendedores sí los tienen?”.
Un chambero (recolector de basura reciclable), se hacía de una botella plástica mientras Bernal seguía narrando su historia. El ‘Nico’, ya tenía un costal lleno de desperdicios de la marea humana atiborrada en la taquilla norte.
La temperatura de 24 grados no mermaban las fuerzas de los barcelonistas quienes, entre empujones e insultos, se burlaban de ‘Lorenzo’. Se trata de un personaje interpretado por el comediante Efraín Ruales quien hace la parodia de un paciente psiquiátrico “bondadoso” que regalaba fundas de chifles a los hinchas.
Una ‘zota’ (USD 10) le pagaron a Ángel Chafla por las 15 fundas que ‘Lorenzo’ repartió entre quienes buscaban entradas para tribunas y suites. “Oye, dile a ese man (al comediante) que venga a vender las banderas”, pedía en voz alta Fredy Cevallos. Él lleva 10 años comercializando camisetas y banderolas con asta de tubo PVC. “La gente está loca por una entrada. Que si gana Barcelona y es campeón a los 14 años, hasta fiesta nacional han de pedir”, añadía el vendedor mientras se negaba al regateo de vender una camiseta no oficial en los USD 4,5.
Un momento después, Richard Sánchez encargaba un casco al vendedor hasta saltar la malla al interior del estadio. Este hincha desde hace 30 años había abandonado su puesto para comprar un “pastel” (empanada de carne) y se apresuraba a cruzar el estadio para recoger su moto y retornar al trabajo. Sus amigos le llamaron a indicar que los policías montados comenzaron a retirar a las personas de la taquilla norte.
Mientras Sánchez corría, el tumulto empezó a gritar “Oye, saca (a la venta) los palcos conchetumare”, eran los reclamos para un dirigente del Barcelona Sporting Club que camina rodeado de dos personas más a la boletería.
Era Wladimir Gómez, tesorero de BSC, y quien quería transportar los tiques de palcos reservados para los jugadores -se reportaron incidentes de hinchas despojando a revendedores de las entradas- y les notificó a los uniformados que no existían boletos para la general sur; que estaba esperando la llegada de 2 500 tiques para la general norte y que les notifiquen que no hay más.
“Barcelona es pueblo. La gente que pide palco no es pueblo”, le insistía al Tncr. Paúl Mora quien le había pedido un poco más de coordinación. El desalojo se realizaría cerca de las 15:00 con más de 150 agentes entre motorizados y grupos de élite con el reporte de un policía herido por un piedrazo ‘canario’.