Un final con emociones mínimas, fútbol mezquino, más sustos en los hinchas y en sus técnicos… Eso es lo que pasó ayer en Cuenca y en Loja. Y esos argumentos dejaron a Barcelona con el premio gordo de la etapa: ir a la final y clasificarse a la Copa Libertadores del próximo año.
Más allá de llegar a la final con sustos, hay un resultado claro que es la recuperación del club de mayor hinchada del país, y también ganador de 13 títulos. Eso le da un equilibrio regional al fútbol del país, dominado en los últimos años por los clubes de Pichincha (Liga de Quito, Deportivo Quito y El Nacional).
Ahora el escenario del fútbol de clubes se achica para los equipos que quieran llegar a la final del año. Aquí, Barcelona también tratará de volver a ganar la segunda fase, que empezará este fin de semana. Tratará de evitar que haya esos últimos dos partidos, que podrían darle otro título.
Un mérito se lleva el Deportivo Cuenca en esta etapa. Su plantel de futbolistas, cuerpo técnico y directivos actuaron con honestidad hasta el final. Pelearon cada espacio de la cancha y ganaron. Y el equipo que se quedó sin nada fue Independiente del Valle. El empate los dejó sin la Sudamericana. Pero ellos mostraron un progreso que el resto de clubes deberá tomar en cuenta. Su técnico (Carlos Sevilla) y los directivos apostaron por un grupo de jóvenes que muy pronto serán protagonistas en ese y en otros equipos.