Los jugadores de Portugal levantan el trofeo de campeón conseguido tras derrotar en la prorroga a Francia 1-0. Foto: AFP
Portugal inscribió este domingo 10 de julio por fin su nombre en la historia del fútbol al vencer 1-0 a Francia en París en una final de la Eurocopa decidida en la prórroga con un gol de Éder y gobernada por el drama, la emoción y la lesión de un Cristiano Ronaldo que dejó el campo con un llanto desconsolado en la primera mitad.
El zapatazo de Éder desde fuera del área en el minuto 109 rompió el sueño de una Francia que buscaba volver a levantar otro trofeo en su casa, el Stade de France, y catapultó a la selección liderada por Cristiano Ronaldo a conquistar el primer título de su historia.
Portugal se sobrepuso a todos los antecedentes, a la calidad de los jugadores “bleus”, al ambiente de Saint-Denis y a la lesión de su líder en el minuto 25 para escribir la primera página de su palmarés. Pero el héroe no fue Cristiano Ronaldo, que con el título culmina su obra como uno de los mejores futbolistas de la historia, sino Éder, que salió en el minuto 79 para inventarse un disparo raso que entró pegado al palo cuando promediada la segunda parte de la prórroga.
Francia parecía tener todo de cara para empatar en el palmarés con las tres Eurocopas de España y Alemania: era la anfitriona, jugaba en un estadio que conoce como la palma de su mano, con una plantilla de más talento que la portugesa y llevaba sin perder antes los lusos desde 1975, diez años antes de que naciera Cristiano Ronaldo.
El triunfo de Portugal puso fin definitivamente al reinado europeo de España, campeona en 2008 y 2012. El ex internacional Xavi Hernández oficializó ese momento dejando la copa una repisa minutos antes de que arrancara una final con un fútbol muy distinto al “tiqui-taca” español. Con la Marsellesa aún haciendo eco en el estadio, Francia arrancó en estampida hacia el arco portugués, con la verticalidad de Moussa Sissoko y Antoine Griezmann como principales armas.
Máximo goleador de la Eurocopa con seis tantos, Griezmann tuvo la mejor oportunidad de toda la primera mitad con un cabezazo en el minuto diez que despejó Rui Patricio a córner tras un gran vuelo. La pelota iba directa a la escuadra, pero para entonces la atención de muchos ya estaba en la rodilla izquierda de Cristiano Ronaldo.
Cristiano Ronaldo abandonó el campo de juego en un camilla durante la final de la Eurocopa entre Francia y Portugal. Foto: EFE
No había tocado apenas tres balones cuando el jugador del Real Madrid fue embestido por Dimitri Payet en el minuto 8. El árbitro no pitó falta, pero el astro portugués se quejaba airadamente tumbado y daba golpes de rabia con la mano en el césped. Se temía algo grave. Continuó el crack unos minutos más en el campo antes de sentarse y derramar algunas lágrimas: sabía que no podía continuar. Los médicos le vendaron la rodilla y lo intentó una vez más, pero su rodilla dijo basta. Otra vez se sentó en el césped, aunque esta ya era la definitiva. Llorando sin consuelo, como tras la final que perdió en 2004 con 19 años, abandonó el campo en una camilla ante el aplauso de todos los espectadores. La gran estrella de final duró apenas 25 minutos.
Portugal perdió a su líder, pero con la entrada de Ricardo Quaresma ganó presencia en el campo. De hecho, la lesión de Cristiano Ronaldo dejó casualmente más tocada a la anfitriona. Francia, que sólo hacía daño por medio de Sissoko, perdió el control del encuentro y Portugal lanzó varias contras peligrosas antes del descanso, que llegó entre bostezos de Luis Figo en la grada.
La emoción del principio se perdió con la lesión de Cristiano Ronaldo. Nadie parecía creérselo. La segunda parte no varió el guión. Al partido le falta un dominador: la pelota cambiaba de lado muy rápido, pero sin apenas peligro. Fue de nuevo Griezmann, y de cabeza -pese a sus 1,76 metros-, el que estuvo a punto de inaugurar el marcador.
El delantero del Atlético de Madrid se adelantó a su marcador en un centro de Kinglsey Coman, que había salido por Payet, pero su remate se fue alto. Coman le dio una marcha más al encuentro con su velocidad, hiperactivo por todos los lados del campo, luchando cada pelota, regateando y presionando.
De sus botas salió un pase magistral en el minuto 75 para Giroud. El delantero del Arsenal disparó cruzado con la zurda, pero apareció de nuevo Rui Patricio para sostener a Portugal en sus peores momentos. Francia se había adueñado de la pelota y no la soltaba.
Portugal, en cambio, amenazaba a la contra. Fue así como llegó un centro envenenado de Nani que fue directo a puerta. La salvó Lloris “in extremis” y después atrapó la chilena de Quaresma en el rebote.
El partido estaba en manos de los porteros, que sostuvieron a sus respectivos equipos con varias paradas de mérito. Rui Patricio volvió a aparecer de manera providencial en el 84 para despejar un disparo desde fuera del área de Sissoko que llevaba una fuerza impensable para esos momentos, con tanta fatiga acumulada. Y tuvo una más Francia, quizás la más clara del partido, para evitar la prórroga, pues Andre-Pierre Gignac estrelló un balón en el palo en el descuento tras dejar sentado a Pepe dentro del área pequeña. El rebote se paseó cerca de la línea, pero Griezmann no llegó.
Tras 90 minutos sin goles, la final entró en la prórroga, con Cristiano Ronaldo ya de vuelta en el banquillo, cojeando y todavía con los ojos vidriosos. Francia continuó llevando el peso, pero ahora el peligro era portugués.
Con sendos cabezazos, Pepe y Éder avisaron de que Portugal seguía ahí, de que no se iba a rendir fácil ante el empuje de las gradas de Saint-Denis. Y Guerreiro envió después una falta al travesaño.
Le quedaban tres suspiros, pero el partido estaba muy vivo. Éder silenció Francia con su gol. El delantero del Lille, nacido hace 28 años en Guinea-Bissau, soltó un disparo desde fuera del área al que Lloris no alcanzó. Portugal estalló y Cristiano, a pesar de que casi no podía andar, también.
Los jugadores de Portugal celebran el gol anotado por Éder en la final de la Eurocopa 2016 jugada en parís entre Francia y Portugal. Foto: EFE