El agente Rolando (nombre protegido) no tuvo tiempo para contar cómo se vinculó a la Unidad de Inteligencia de la Policía Nacional. Solo dijo que fue hace ocho años. Su respuesta no refleja a un hombre que deteste mantener un diálogo con otra persona.
Sus escasas palabras son el resultado de un agitado y meticuloso trabajo que se evidenció ayer, en el partido Deportivo Quito y Liga (Q), en un operativo dirigido a erradicar la violencia en el interior de los estadios.
El agente fue parte de un grupo de 317 efectivos policiales que actuaron en ese trabajo, liderado por el teniente coronel Juan Zapata, jefe de Operaciones del Distrito Metropolitano de Quito.
A diferencia de la mayoría de sus colegas, que lucieron uniformes de la institución policial, Rolando y sus 14 compañeros llegaron al estadio Atahualpa con trajes de civiles. El agente vistió un jean y una chompa roja.
En esas prendas Rolando ocultó sus tres teléfonos celulares, por los que informó a sus jefes de los posibles encuentros entre barras. “Un grupo de Liga llegará en poco a las av. Naciones Unidas y Amazonas. Me informan que tienen botellas en sus manos”, mencionó en una de sus intervenciones.
Apenas colgó ese teléfono, le sonó el otro. Por allí les dijo a sus colegas de Inteligencia que estén pendientes de captar la imagen de aquellos hinchas que generen violencia. La orden fue la de fotografiarlos de cuerpo entero.
“Muchas veces llegan encapuchados, entonces el color de la ropa o zapatos puede servir para reconocerlos”, contó Rolando.
Los miembros de la Unidad de Inteligencia estuvieron distribuidos en el gramado, palco, tribuna exteriores del estadio y las dos barras. Todos ellos estaban en permanente comunicación.
Los agentes que se interrelacionaron con los hinchas en los graderíos tenían la misión de filmar y fotografiar, de cerca, a los incitadores de violencia. Para ello, se valieron de unas pequeñas cámaras de video, que fueron previamente incrustadas en sus gorras negras.
Para captar la imagen de aquellos hinchas, los miembros de Inteligencia también ubicaron una cámara en el sector de palcos. “Tiene un giro de 360° y mediante el ‘zoom’ podemos ver a la gente de cerca”, dijo Zapata.
Con esas imágenes se pretende crear un archivo con el nombre y foto de los hinchas violentos para, si es necesario, prohibirles el ingreso a cualquier estadio del país.
El operativo de seguridad para ese encuentro estuvo listo el viernes 17 de febrero. Hasta esa fecha estaba prevista la intervención de 250 uniformados.
La cifra aumentó por el anunció de un supuesto duelo entre la hinchada de Deportivo Quito y Liga. “Vamos armados como para una batalla, cuando en realidad el fútbol debería ser una fiesta”, añadió el jefe de operaciones.
Antes de arribar al estadio, los policías formaron a las 07:45 en el Regimiento Quito. Allí se tomó lista a cada uno de los participantes. Los que no llegaron recibirán la respectiva sanción.
Sin embargo, a las 07:00 arribó al Atahualpa un grupo de avanzada de la Compañía del Mantenimiento del Orden (CMO). Ellos brindaron seguridad a la hinchada en la venta de entradas.
A las 09:00 partió al coloso de El Batán otro grupo del CMO, seguidos por miembros del Centro de Adiestramiento Canino (CAN).
Posteriormente llegaron la Unidad de Inteligencia, la Dinapen y el resto de unidades de la Policía.
Al final de la jornada, los 317 integrantes que actuaron en el operativo dijeron misión cumplida, ya que según ellos no se registró ni un solo hincha detenido.
Una hora antes del partido, correspondiente a la tercera jornada, un grupo de la Muerte Blanca, de Liga de Quito, buscó crear disturbios en las afueras del Olímpico Atahualpa, pero los integrantes del CAN y CMO lo impidieron.
Otro incidente se produjo en el interior del estadio. Allí, los hinchas del Dep. Quito y Liga se lanzaron objetos, pero los uniformados los dispersaron rociando un poco de gas lacrimógeno.
La tecnología
Miembros de la Unidad de Inteligencia ingresaron vestidos de civiles a las barras de Liga de Quito y Deportivo Quito. Lo hicieron portando diminutas cámaras un sus gorras.
En el sector de palcos, los policías instalaron una cámara, con un giro de grabación de 360 grados.