Que Rubén Darío Insúa mantenga un estado físico de un hombre de 40 años no es pura coincidencia: tiene 52. Al ‘Poeta’ le gusta predicar con el ejemplo: 70 minutos de trote, cero tabacos y una que otra serie de ejercicios en el gimnasio. Esa es una rutina que cumple, por su cuenta, desde que dejó de jugar en 1994.
El exfutbolista que se convirtió en ‘ídolo’ del Barcelona en la década de los noventa -en el 91 fue campeón con el equipo torero- no necesita una pista exclusiva para correr ni un cuarto con máquinas de última tecnología. Sus colaboradores en el club chulla coinciden: Insúa es un hombre sencillo. Disfruta recorriendo Carcelén, alrededor del Colegio Americano, y manteniendo sus músculos con pesas gastadas. 120 minutos le toma ejercitarse, justo el tiempo que reserva en su agenda antes de empezar la práctica. “El ‘profe’ Insúa llega dos horas antes del entrenamiento”, afirma Mario Galárraga, exjugador de la ‘AKD’.
El ‘Poeta’ solo se calza una pantaloneta, unos tenis, una camiseta y su clásica gorra de lana para empezar su preparación física. Y aunque haga mucho sol, Insúa mantiene este último accesorio sobre su cabeza para evitar complicaciones con su cuero cabelludo. “No es porque sienta que me quede bien ¡ah!”, ironiza el técnico argentino. Es martes, recoge de un mueble su silbato negro y una tabla con varias hojas en blanco para hacer apuntes y abandona su habitación, un espacio con una cama de dos plazas, un televisor de pantalla plana y un vestidor, que los usa cuando el equipo chulla se concentra.
Su disciplina al ejercitarse es un ejemplo para los pupilos. Lo admite uno que prefiere mantener su nombre en reserva para evitar que sus amigos lo tilden de adulador.
Esa constancia es solo uno de los puntos a favor que tiene el estratega del Deportivo Quito, hoy convertido en un líder dentro del plantel de jugadores.
Este líder, que estudió Psicología y Psicología Deportiva, y que se graduó de director técnico, influye de manera positiva entre sus pupilos. El segundo lugar en la tabla de posiciones, a pesar de la crisis económica que atormenta al plantel, avala su trabajo como motivador.
“Él es un gran ser humano, un buen hombre”, dice Víctor Manuel Battaini, uruguayo, exjugador del Deportivo Quito y encargado de las formativas del club quiteño.
Pero lo que más destaca el ‘Loco’ de su colega argentino, es que Insúa da oportunidades a los jugadores que se destacan en las inferiores. Michel Castro fue uno de esos futbolistas, la pesadilla de Damián Manso, ex-Liga en el 2009, por pedido del DT gaucho.
Para llegar al corazón del futbolista, Insúa solo utiliza la palabra. Aunque cuando siente indisciplina, es práctico. Les dice lo que está pasando y no los toma en cuenta en las alineaciones y en las convocatorias. “Así toco las fibras más sensibles de ellos”.
El ‘Poeta’, que debutó como técnico en 1997 dirigiendo al Barcelona, detesta las multas económicas. Él fue jugador por 16 años y dice: “No sirven. Y si las penalizaciones económicas sirvieran, el mundo ya habría cambiado”.
En el Complejo de Carcelén tampoco se lo ha escuchado humillar ni gritar a los jugadores. Tampoco les da la espalda a aquellos que cometen errores durante un partido. Para corregir esas faltas, conversa con el o los involucrados.
“Es un técnico que te inspira confianza”, dijo Luis Checa, cuando alcanzaron el segundo título consecutivo después de 40 años.
La frase más ‘fuerte’, por así llamarla, la pronunció el martes. “No jueguen a cualquier hue…ada”. Lo dijo durante un entrenamiento, a las 16:30, en el Complejo Ney Mancheno.
Insúa tampoco se desvela verificando si sus pupilos están o no descansando en sus domicilios. Odia hacer el papel de policía. Además no lo necesita. Su experiencia le permite saber quién se fue de farra la noche anterior y quién no. “Pueden entrenarse con normalidad el primer día, pero al segundo no llegan”, revela.
Esos conocimientos, experiencia, pero sobre todo la amistad que ha ido creciendo en el interior del Complejo de Carcelén desde el 2009, cuando dirigió por primera vez al Quito y logró el bicampeonato, ha dado como resultado un plantel unido, que “deja la piel en la cancha”, según Insúa.
La última vez que los chullas respondieron a su DT e hinchada, a pesar de estar dos meses impagos y de reclamar sueldos del 2012, fue el fin de semana pasado, cuando vencieron por 3-0 a Emelec.
Este es Insúa, un personaje que lee libros de economía y política, pocos diarios de papel y digitales. Y que siempre habla con sus hijos: Rodrigo, Robertino y Pamela. “Es un hombre correcto, que jamás maltrata a los jugadores”.