El fútbol peruano lloraba hoy la desaparición de su club mejor organizado, San Martín, y lamentaba la ironía de que la crisis generada por la informalidad de la mayoría de instituciones cobrara como víctima a la que mejor escapaba de esa vergüenza.
“Una historia de lujo”, afirma el diario “El Comercio” al reseñar los logros de un equipo que en siete años fue tres veces campeón nacional.
Mientras San Martín se va, lamentan los comentaristas, los clubes de administración ineficaz y sospechosa de corrupción, con los dos grandes históricos, Alianza Lima y Universitario, al frente, siguen sin hacer un mea culpa ni dar señales de cambio.
San Martín nació en 2004 cuando la universidad privada San Martín de Porres compró el cupo de Sport Coopsol, que había ascendido pero no podía mantenerse.
Pronto se afianzó, aunque no captó hinchas. Los directivos, encabezados por el rector de la universidad, el ex presidente del Consejo de Ministros José Antonio Chang, le dieron continuidad a los procesos y acertaron con extranjeros como los argentinos José Díaz, Gonzalo Ludueña, Pablo Vitti y Heber Arriola, los colombianos Roger Cambindo y Martín Arzuaga, el paraguayo Roberto Ovelar y el uruguayo Mario Leguizamón.
Para 2012, San Martín, que aportaba varios seleccionados, se preparaba con fuerza con la llegada del productivo técnico Franco Navarro y la incorporación de refuerzos como los colombianos Luis Alberto Perea y Luis Cardoza, ahora desempleados.
La crisis estalló cuando el sindicato de futbolistas, cansado por abusos de clubes que llegan a acumular seis meses de retraso en los salarios al año, decidió ir a la huelga si los incumplidos no llegaban a acuerdos para ponerse al día.
Algunos lo hicieron, pero Alianza Lima, Cienciano y Sport Boys no dieron señales.
Así, el sábado comenzó la huelga, en coincidencia con el arranque del torneo, obedecida no solo por los afectados, sino también, en solidaridad, por los de los cuadros ejemplares.
En ese caos, San Martín dijo adiós y ahora resuelve situaciones contractuales.
Un equipo chico pero serio, Unión Comercio, también se marcha, e igual decidió otro de buena gestión, César Vallejo, de la universidad homónima, aunque su presidente, César Acuña, considera dar marcha atrás si sus jugadores salen del sindicato.
Algunos comentaristas critican los retiros, pues creen que los “buenos” deben enfrentar a los “malos”, opción elegida por otras instituciones correctas, como Sporting Cristal, el campeón Juan Aurich, León de Huánuco e Inti.
Éste último anunció el despido de los jugadores y el técnico colombiano Édgar Ospina, pero se retractó. La huelga hizo explotar la crisis crónica del fútbol del Perú, que ya se había quedado sin terminar el torneo de 2003 por un cese de actividades. Por ahora todo está detenido, sin salidas a la vista y con la certeza de que el torneo, de jugarse, no tendrá 16 equipos.