El fútbol peruano lloraba ayer la desaparición de su club mejor organizado, San Martín, y lamentaba la ironía de que la crisis generada por la informalidad de la mayoría de instituciones cobrara como víctima a la que mejor escapaba de esa vergüenza. ‘Una historia de lujo’, afirma el diario El Comercio de Lima al reseñar los logros de un equipo que en siete años fue tres veces campeón nacional.
Mientras San Martín se va, lamentan los comentaristas, los clubes de administración ineficaz y sospechosa de corrupción, con los dos grandes históricos, Alianza Lima y Universitario, al frente, siguen sin hacer un mea culpa ni dar señales de cambio.
San Martín nació en el 2004 cuando la universidad privada San Martín de Porres compró el cupo de Sport Coopsol, que había ascendido pero no podía mantenerse. Pronto se afianzó, aunque no captó hinchas. Le dieron continuidad a los procesos y acertaron con los extranjeros.
Para esta temporada, San Martín, que aportaba varios seleccionados, se preparaba con fuerza con la llegada del técnico Franco Navarro y la incorporación de refuerzos como los colombianos Luis Alberto Perea y Luis Cardoza, ahora desempleados.
La crisis estalló cuando el sindicato de futbolistas, cansado por abusos de clubes que llegan a acumular seis meses de retraso en los salarios, decidió ir a la huelga si los incumplidos no llegaban a acuerdos para ponerse al día.
Algunos lo hicieron, pero Alianza Lima, Cienciano y Sport Boys no dieron señales. Así, comenzó la huelga. En ese caos, San Martín dijo adiós y ahora resuelve situaciones contractuales.
Unión Comercio y César Vallejo también se marchan. Por ahora todo está detenido, sin salidas a la vista y con la certeza de que el torneo del fútbol peruano, de jugarse, no tendrá 16 equipos.