Por estos días es difícil ser Patricio Urrutia. El descanso, tan necesario para la vida de un futbolista, suena a una utopía en el caso del ‘Pato’, que desde que anunció su retiro del fútbol y la realización de un partido de despedida, se sumergió en una vorágine de trámites, papeleos, entrevistas… Esto, además de sus obligaciones como esposo y padre de cinco hijos y sus últimos entrenamientos como jugador de fútbol.
El partido se realizará el 1 de junio, a las 18:00 en la Casa Blanca. La Liga de Quito del 2008 (se reforzará con Damián Manso, Joffre Guerrón y Ezequiel González) se enfrentará con la Selección nacional. El propio jugador con el respaldo de su equipo está organizando el encuentro.
Por estos días, Urrutia no tiene respiro. Y como lo hizo en sus tiempos mozos de futbolista, continúa pidiendo el balón, sigue haciéndose cargo de toda la organización, aunque por momentos las fuerzas lo abandonan. “Cuando llega la noche termino rendido. Mi esposa (Andrea Enríquez) se me ríe. Son días agitados”, confiesa a bordo de su camioneta Ford 150 Explorer, mientras abandona Pomasqui rumbo a su casa en Tumbaco.
El fluminense tiene 34 años y desde la campaña pasada no aparece como titular. Perdió su puesto en medio del proceso de renovación que inició la ‘U’ y que se mantiene hasta la actualidad. Este año solo ha jugado 15 minutos, una cifra pobre para quien es el mayor goleador del equipo universitarioen la historia de la Copa Libertadores de América.
El volante solo alineó en el debut de los albos en el torneo ante Católica. Desde allí, nunca más pudo actuar. Incluso se lesionó a mediados de marzo y entonces la idea de retirarse empezó a tomar cuerpo. Compartió el tema con su esposa Andrea y con sus pequeños hijos Sebastián (13 años), Enzo (9), Micaela (8), Patito (6) . Benjamín (1) era testigo de esas conversaciones y solo jugueteaba.
El futbolista habló con Esteban Paz y con Edgardo Bauza para informarles su decisión. Después, la comunicó en una rueda de prensa en mayo y a partir de ese instante todo cambió para el futbolista que ahora da tres y hasta cuatro entrevistas por día, promocionando su partido de despedida.
El cuestionario es similar: los periodistas le preguntan por sus inicios en El Zapotal, por sus momentos de mayor alegría, por su futuro… Las preguntas parecen calcadas. Con la paciencia bíblica de Job, el volante las responde e intenta complacer a todos.
Este Diario lo acompañó en una de sus ajetreadas jornadas . Esta es la historia.
Entre las últimas prácticas y la organización del partido
El Complejo de Pomasqui se abre para los periodistas al final del entrenamiento de Liga. Al cuadro albo siempre van muchos informadores, pero el pasado jueves se evidencia un número creciente.
Los periodistas llegan con sus cámaras, cables, booms… Parece que la cancha de entrenamiento es un set de grabación, pero no. Programas de variedades y noticias coparon los espacios para que Urrutia cuente sus sensaciones a dos semanas de su adiós.
En la cancha, los albos terminan su entrenamiento con los estiramientos para evitar lesiones. El ‘Pato’ sale de la cancha e inmediatamente es abordado por un adolescente que le pide mandar un mensaje a un familiar, a través de una grabación por celular.
El rioense accede y se queda conversando varios minutos. Se dirige a la Casa de Concentración para ducharse, pero es abordado para otra entrevista pactada previamente. “Déjeme duchar, me arreglo, salgo y lo hacemos”, dice el exjugador de Barcelona y Macará.
Sus compañeros empiezan a lamentar su futura ausencia. Néicer Reasco, quien lo reemplazó como capitán en la temporada 2009, dice que su presencia fue fundamental para los títulos de la ‘U’ . “Es un líder, un jugador que demostró su valía y tiene su historia en Liga”.
Veinte minutos después, el jugador sale de la concentración y entra a la cancha para atender las dos entrevistas que tenía pendientes. Esto pasa mientras el resto de sus compañeros abandonaba Pomasqui y el complejo empezaba a quedarse desierto.
Pero la jornada no termina. Al interior de la concentración en la sala de estar, se ha improvisado un set fotográfico, con una tela negra al fondo de la pared. En el sitio, un grupo de ocho personas, incluida una maquilladora, espera al jugador para que realice una sesión de una empresa de seguros médicos que auspicia a la ‘U’.
Cerca de allí, hay una inmensa gráfica de Urrutia celebrando un gol en la campaña 2004. La fotógrafa le pide celebrar de forma similar para su producción. “La emoción no es la misma”, le dice el jugador. “Tú no sabes lo que se siente celebrar un gol, es algo indescriptible”, acota.
Y el ‘Pato’ de goles sabe mucho. Durante su carrera de 15 años anotó 61 tantos, una producción poco usual para un volante de primera línea. En la Libertadores anotó 16 tantos y se quedó con la marca histórica de ser el máximo goleador de los universitarios por encima de otro ícono: Polo Carrera. Pero más que los goles, para Esteban Paz, el máximo recuerdo que tiene de su amigo Urrutia es el momento en que levantó la Copa, el 2 de junio del 2008, luego de que la ‘U’ venciera a Fluminense. “Desde que lo contratamos supimos que nos aportaría mucha entrega”, destaca el directivo.
La sesión de fotos del ‘Pato’ no demora mucho. El jugador se despide del equipo de producción, que no pierde la oportunidad de fotografiarse con él y pedirle autógrafos en camisetas y libretas.
Son casi las 14:00, cuando Urrutia sale del ya desierto complejo de Pomasqui. Hace una confesión: se está poniendo más nostálgico y ahora se toma más tiempo para hacer las actividades cotidianas: es el último en salir de las prácticas y cuando está en los camerinos absorbe el olor a linimento y se toma su tiempo para el ritual que lo ha acompañado durante todos estos años: colocarse las vendas, las canilleras y el uniforme blanco.
Su casa es su refugio; en el futuro quiere ser entrenador
El tráfico en la salida de Pomasqui es pesado al inicio de la tarde. La F 150 del futbolista avanza a paso lento en medio de la fila de automóviles. A falta de dos semanas del juego de despedida, hay muchos detalles por pulir: invitaciones a los jugadores, el diseño de las camisetas, la negociación con los auspiciantes, promocionar el partido en los medios…
Los dos teléfonos (un iPhone 5 y un BB) del ‘Pato’ no dejan de sonar durante el recorrido a su casa. Lo llama Fabricio Pesántez, directivo albo, con quien habla de los modelos de las camisetas de Marathon Sports, también conversa con algunos proveedores y amigos que lo llaman a felicitar y a comprometer su presencia en su despedida.
Cerca de las 15:40, llega a su casa, en donde le espera “su banda”, como él los llama con mucho cariño. El primero en salir es Benjamín, el más pequeño que sale corriendo a abrazarlo y besarlo. Luego hacen lo mismo Patricio y Micaela. Minutos antes, Sebastián había dejado la casa para ir a entrenarse en las divisiones inferiores de El Nacional.
A las 16:00, Urrutia recién puede almorzar un pescado con papas fritas y ensalada. Luego, muestra orgulloso a los invitados su templo del fútbol, un espacio en el cual ha guardado sus camisetas, ‘pupos’, medallas y trofeos.
Señala un par de zapatos y una banda de capitán, que los guarda con cariño especial. Con ellos ganó la Libertadores.
LOS AÑOS
2008 En este año, llegó a la cúspide de su carrera. Levantó el título de la Copa Libertadores con Liga de Quito. Fue el capitán del equipo albo. También logró el vicecampeonato del Mundial de Clubes, en la final ante el Manchester United.
2009 Los éxitos internacionales se repitieron con LDU: alcanzó los títulos de la Copa Sudamericana y de la Recopa.
2010 Conquistó el trono del Campeonato ecuatoriano con los universitarios. También ganó la Recopa con el plantel ecuatoriano.
MÁS DATOS
Un momento familiar. Patricio Urrutia junto a su esposa Andrea Enríquez y tres de sus hijos, en el hogar del mediocampista.
El aprecio de los hinchas. Urrutia firmó autógrafos y participó en sesiones de fotos como parte de sus actividades.
Los trofeos del ‘Pato’. El mediocampista de El Zapotal posó junto a los galardones que recibió durante su carrera como futbolista.