En los últimos 15 minutos del primer tiempo, Barcelona exhibió su peor imagen. Los errores de los amarillos desbarataron la planificación del DT Rubén Insúa y colaboraron al dominio del rival.
Su planteamiento (con tres defensas) duró 30 minutos, porque las desconcentraciones de la zaga allanaron el camino para que Olmedo lo goleara 4-0.
Barcelona se descompuso en un cuarto de hora, recibió tres goles y eso provocó la furia de sus hinchas, quienes en las gradas de la general norte provocaron desmanes. Los seguidores se colgaron de las mallas y otro grupo de hinchas ingresó a la pista atlética. Fue necesario el control policial. La presión de la que habló Insúa durante la semana aumentaba conforme transcurría el partido.
Lo que más enojó a los aficionados toreros fue la actitud de los jugadores en la cancha, ya que jamás reaccionaron para intentar emparejar el marcador.
En las primeras acciones de riesgo sobre el arco amarillo, la ausencia del defensa Iván Hurtado no se sentía. Su reemplazante, Pablo Saucedo, cumplía una buena tarea. No pasaba apuros para marcar al rápido David Valencia, debutante en el Olmedo.
Sin embargo, el equipo guayaquileño tampoco mostraba virtudes del medio campo para adelante. Rodrigo Marangoni no trascendió en el manejo de la pelota. Rodrigo Teixeira corría poco, eso irritaba a los barcelonistas.
Los errores de Jefferson Hurtado, José Luis Perlaza y Saucedo fueron los que incidieron en los goles de los locales y dañaron la presentación de los visitantes.
En el primer tanto, al minuto 32, la ‘Sombra’ Hurtado no pudo rechazar un balón. El error facilitó para que David Valencia anotara el tanto de apertura.
El ‘Galgo’ definió bien ante la salida de Banguera. Los hinchas riobambeños celebraron el gol y hasta el DT Dragan Miranovic se mostró eufórico y se confundió en el festejo entre los jugadores. Olmedo encontró el segundo tanto, cuatro minutos después.
El gol llegó tras el cobro de un tiro de esquina. Luego de una serie de rebotes en el área, ningún defensa amarillo pudo rechazar y Gonzalo Pisichilo anotó el 2-0. Ahí se inició una fiesta en el estadio, mientras el enojo de Rubén Insúa y de los hinchas visitantes no se podía ocultar.
La reacción de los seguidores y los problemas en los graderíos distrajeron al público. Insúa, enojado, se sentó en la banca y así vio llegar el tercer gol. Un cabezazo del juvenil Jacob Murillo venció al golero Banguera y el primer tiempo terminó 3-0.
La goleada se completó con otro tanto de Murillo, que agrandó los problemas de Barcelona. Afuera del estadio los ‘canarios’ aguantaron las críticas y los insultos de la gente que antes los alentaba.