Tenía pocos minutos de haber salido del estadio Central de Kazán cuando recibió la llamada de este Diario. Feliz, espontáneo y extrovertido, Christian Noboa compartió sus primeras sensaciones tras el empate 1-1 de su equipo, el Rubin Kazán, ante el todopoderoso Barcelona, en la primera fase de la Champions League.
El volante guayaquileño, que anotó el tanto de los rusos (a los 30 minutos de penal) dijo que un empate ante el cuadro español no es un mal resultado. “Nos vamos contentos, porque hicimos un buen trabajo y porque el Barcelona aún no puede ganarnos”, dijo a través de la línea telefónica.
El Rubin Kazán tiene una corta historia en el tradicional torneo europeo: esta es su segunda participación en la Champions y en ambas ha tenido que enfrentarse con el Barcelona español en la primera fase.
En la edición 2009-2010 hubo dos enfrentamientos: 2-1 a favor del Rubin en octubre del 2009 y 0-0 en Kazán en noviembre del mismo año, en un duelo que tuvo a la nieve como gran protagonista: el cotejo se desarrolló en una cancha llena de nieve y con una temperatura de cero grados. En ambos partidos estuvo Noboa, quien ayer sumó su tercer partido ante los españoles y contribuyó a mantener el invicto de su club ante el linajudo rival.
A los 29 minutos, el árbitro turco Cuneyt Cahir decretó un penal a favor del Rubin por una falta de Dani Alves sobre Sergei Kornilenko. Un minuto después, Noboa, el capitán del equipo, pidió el balón y cobró el lanzamiento.
El tiro, que tuvo más potencia que colocación, golpeó en la pierna del golero Víctor Valdés y se introdujo en el arco. “Había visto cómo se para Valdés y me puse a pensar: si le cobro esquinado, él se estira y me lo saca (…) Por eso decidí pegarle fuerte y al centro. Él se lanza, pero el lanzamiento es fuerte y por eso no pudo detenerlo”, confesó Noboa a este Diario.
Luego vino una celebración especial. El guayaquileño se puso en la boca su dedo pulgar derecho como queriendo imitar las acciones de un bebé: era su dedicatoria para su hijo Cristopher Fernando, de 7 meses.
El infante se quedó a cargo de una niñera de confianza en la residencia de Noboa. En la celebración del gol, el ecuatoriano también señaló con el dedo a la tribuna, en donde su esposa, Olia Romanova, miraba el juego. “También el gol es para ella, que siempre está conmigo y me cuida”.
Romanova fue clave en los días previos al partido contra los españoles. Desde el lunes, Noboa sufría dolores estomacales y se sentía incómodo, pero no quería perderse el juego ante el equipo catalán. Su esposa hizo las veces de enfermera y estuvo cuidando al mediocampista, reveló este.
Los dolores persistieron incluso ayer antes del inicio del compromiso. Pese a ello, el volante permaneció en la cancha hasta los 89 minutos, cuando fue reemplazado por Bebars Natcho.
“Al final sentí un poco de calambres y le pedí al técnico (Kurban Berdyyev) que me sacara”.
En el segundo tiempo, Barcelona logró el empate -también a través de penal- con un lanzamiento de David Villa. Con este resultado, el Rubin logró su primer punto en dos juegos.
Ahora el equipo de Noboa se concentrará en el torneo local, en el que está segundo tras Zénit.