Cuando Carlos Sevilla asumió como DT de El Nacional, este año (en febrero), tras la salida del español Manuel Tomé Portella, el equipo estaba cerca del descenso.
De hecho, esa fue el principal objetivo con el cual llegó el entrenador imbabureño: evitar que los criollos bajen de categoría. Sevilla cumplió con la misión y lo hizo con creces: el equipo criollo ha mostrado notables progresos y ya completó 20 puntos en 11 partidos de la segunda fase.
Sevilla ha formado un equipo combativo, con mucha salida por las bandas, que se agrupa bien y que, cuando tiene el balón, sabe administrarlo con criterio.
Pero, además del equipo, destacan ciertas individualidades: Marwin Pitta, el cerebro del equipo; Adrián Bone, un arquero seguro, de muchos reflejos y muy motivado tras su regreso a la Selección y Édson Montaño, el goleador que el equipo necesitaba.
El jugador que actuó en el Mundial Sub 20 de Colombia y que prometía ser una de las figuras nuevas del fútbol ecuatoriano renació el viernes al anotar dos goles claves para la importante victoria ante Emelec.
Montaño es un delantero que se ubica bien dentro del área, que utiliza el cuerpo para sacar ventaja y quedar en posición de remate de gol, además de colocar cabezazos certeros, tal como sucedió en el Capwell. El arquero Javier Klimowicz fue su víctima.
Resultado: Emelec 0 2 El Nacional