Muerte de jugador es culpada a agente

En Indonesia. El féretro del futbolista paraguayo es cargado por sus ex compañeros.

No era una estrella del fútbol mundial, no figuraba en los titulares de cada fin de semana ni ganaba una fortuna. El paraguayo Diego Mendieta murió de tifus el lunes pasado, abandonado por su club y por sus representantes, justamente en la ciudad de Solo, Indonesia.
Los restos del futbolista, de 32 años, fueron embarcados anteayer desde Yakarta con destino a Asunción, informaron sus familiares, y se espera que lleguen a Asunción este lunes.
Mendieta convaleció 45 días en un centro asistencial de la ciudad de Solo, Java Central, Indonesia, sin asistencia ni de su club -el Persis Solo- ni de representantes de la legación diplomática de Paraguay en Yakarta, denunciaron sus parientes.
Su ex representante Helen Amaya relató que el jugador -ex River, Pettirossi y Sportivo Iteño en su país- se había visto obligado a buscar albergues para vivir y alimentarse con ayuda que le enviaban familiares.
Alberto Candia, empresario paraguayo que se dedica a la transferencia de futbolistas, dijo a la AFP que los responsables son los “cuervos” que operan en el negocio del fútbol.
“Estos piratas se valen de intermediarios para convencer a futbolistas ingenuos, de poco relieve en el fútbol de sus países, a lanzarse a la aventura en un país lejano a cambio de un pasaje, estadía, un departamento y tres meses de salario”.
“Creyendo en los espejitos, en los reyes magos, en el sueño de cambiar su nivel modesto de vida, ellos van ilusionados a probar suerte, engañados también por la escasa o nula orientación que reciben. Hay varios antecedentes de paraguayos que fueron estafados en Asia”, agregó.