Cuando el sudafricano Siphiwe Tshabalala anotó el primer gol de la Copa Mundial 2010, Joselyn Granda saltó de su pupitre. Luego, sentada nuevamente en su asiento, se tomó el rostro con sus manos y movió la cabeza en un gesto que quería negar lo que estaba ocurriendo en ese instante.
Joselyn y sus compañeras del quinto físico matemático del Santo Domingo de Guzmán, un colegio quiteño regentado por las Hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción, miraron en el televisor de su aula el partido inaugural del Mundial.
Ella, de 17 años, se identificó con los mexicanos, se siente cercana a ellos. No tiene parientes, ni siquiera conoce ese país. Simplemente empezó a interesarse por esa cultura a raíz de la telenovela ‘Destilando Amor’, que le gustó mucho. Algún día quisiera viajar y conocer la tierra de Chavela Vargas, Frida Kahlo, Diego Rivera, Octavio Paz, el subcomandante Marcos’
Mientras Joselyn hacía fuerza porque los mexicanos consiguieran el empate, algunas de sus compañeras no atendían el partido y realizaban sus tareas. A María Fernanda Legarda, de 16 años, no le interesaba el fútbol y aprovechó el tiempo para igualarse en la materia de Física.
José Ramírez, el profesor de Matemáticas, les permitió ver el partido porque las alumnas ya habían rendido el último examen en esa materia.
En el aula del quinto químico también observaron el partido, porque no tenían exámenes. Bárbara Castro, de 16 años, fue quien más gozó con el juego. Bárbara sabe mucho de fútbol y resuelve las interrogantes de sus amigas.
Cuando México logró el empate, una de sus compañeras le preguntó a Bárbara quién comentaba el partido en la televisión local. Con la seguridad de una experta y de una manera cordial, ella le respondió que se trataba del ‘poeta del fútbol’.
Quien también observó el partido fue el conserje Víctor Vega. En el ingreso principal de este plantel está ubicado un televisor de 20 pulgadas.
Vega, cuando no tenía que atender la puerta, observaba con emoción el partido. Para él, el fútbol es el mejor de todos los deportes.
A este espacio acudían, de tanto en tanto, profesores y empleados del colegio para ver algo del encuentro. La hermana Mariana García, quien trabaja con los niños de prebásica, aprovechó un receso para mirar el partido. Lo hizo por dos minutos y en ese momento empató México.
En otras aulas no vieron el cotejo. Romina Tenelema y Érika Martínez, del quinto sociales, estaban frustradas porque un profesor, cuyo nombre prefieren omitir, no les permitió encender el televisor de su aula.
Romina explica que, aunque parezca extraño, las profesoras son más aficionadas al deporte que los maestros.
Tanto es así que aún recuerdan, entre risas y admiraciones, la expresión de la monja Amada Cisneros, profesora de Filosofía, cuando muy temprano encendieron el televisor. Cuando apareció en la pantalla el futbolista inglés David Beckham, en un comercial, la religiosa exclamó a viva voz: “Es más guapo que el mismo Rousseau”, en relación con el filósofo francés.
A la madre Amada, aunque ya tiene su edad, sí le gusta el deporte y el fútbol. Ella es una de las ocho religiosas que laboran en este colegio y lleva 50 años en la congregación.