Entrevista a Miguel Bravo, volante del Deportivo Cuenca.
¿Es verdad que sus padres son incondicionales?La idea de ellos es mantener viva la unidad familiar y por eso siempre están conmigo y con mi hermano José Luis, a donde vayamos. El año pasado estuvimos en Olmedo y aprovechaban los fines de semana para visitarnos en Riobamba y de paso hacían turismo.
¿Qué exigen ellos?
Nos sugieren que hagamos deporte sin dejar los estudios, porque el fútbol es una carrera corta.
¿Usted cómo responde?
Siendo respetuoso con ellos, escuchando sus consejos y poniendo en práctica. En la vida hay que ser un buen hijo.
A su edad, ¿qué consejos recibe de sus padres?
Que debo aprovechar al máximo mi carrera, siendo disciplinado. Siempre me recuerdan que en toda profesión hay los momentos altos y bajos. Además que no debo dejar de lado los estudios.
¿Qué estudia?
Sigo a distancia la especialidad de Ingeniería Comercial y estoy en séptimo ciclo en la Escuela Politécnica del Ejército. Me faltan tres semestres.
¿Por qué Ingeniería?
Si uno es inteligente como jugador puede ahorrar dinero y administrarlo de la mejor manera. Mi meta es tener una empresa. Mi papá es ingeniero civil y la idea es poner una empresa constructora.
¿Hay tiempo para estudiar?
Casi siempre se entrena en la mañana y por la tarde queda mucho tiempo. Uno trata de acomodarse para entregar los deberes oportunamente. Hay complicaciones porque los exámenes son los fines de semana y por eso he perdido algunas materias.
¿Y la diversión?
No tengo mucho tiempo. Pero, veo películas de suspenso. No me gusta de ciencia ficción. Me agrada las películas del actor argentino Juan José Campanella, como el ‘El secreto de sus ojos’.
¿Qué libros lee?
Por ahora leo libros relacionados con mi carrera universitaria, como administración y marketing. A veces mi mamá intenta involucrarme en la dirección técnica y me quiere comprar libros.
¿Cómo le va en el amor?
Tengo bastante tiempo con una chica quiteña (Bárbara). Ella estudia Medicina en la Universidad Católica de Quito. Es vecina de mi prima que vive cerca del estadio Olímpico Atahualpa.
Hay gente que dice: amor de lejos felices los cuatro
(Sonríe). De mi parte no, ojalá ella también sea fiel. Los fines de semana iba a Quito o ella viajaba a Riobamba. Siempre nos hemos dado modo para vernos. Pero estamos en contacto vía celular.
Usted vivió en Guayaquil. ¿Allá qué come el visitante?
Cuando jugaba en Emelec vivía cerca de restaurantes que ofrecían guatitas, mariscos… Nunca antes había comido esos platos.
En Cuenca tiene que probar el cuy, el mote pillo…
Sí, ya probé las cascaritas y el sancocho. Todavía no he comido el mote pillo, el mote sucio, que son platos tradicionales. Al cuy ya lo había probado en Ambato y Riobamba, pero acá en Cuenca espero hacerlo pronto.
¿Se considera un gitano?
Es un poco feo ir de un lugar a otro cada año, pero en Cuenca espero quedarme algunos años. Es una ciudad tranquila y turística.