Mina y Ayoví festejaron ante su ex club

En el estadio Rumiñahui.   Édgar Balbuena, de Independiente, protege el balón de Mariano Mina (der.).

En el estadio Rumiñahui. Édgar Balbuena, de Independiente, protege el balón de Mariano Mina (der.).

Un ‘valle de lágrimas’, reclamos y desilusiones en medio de una fiesta amarilla. Así fue el triunfo de Barcelona en la incomodidad de una casa ajena. Anoche, el equipo guayaquileño logró lo que parecía imposible en el Campeonato: tumbar al invencible Independiente en el estadio de Sangolquí.

El equipo guayaquileño ganó (2-0) con goles de Narciso Mina y José Ayoví, ex jugadores del Independiente y que, ayer, celebraron con algarabía sus anotaciones.

Un resultado que inyectó más fe a los canarios para pelear por el título. Los del Valle, dirigidos por Carlos Sevilla, sufrieron el primer golpe psicológico al saltar a la cancha y ver pintado de amarillo cada rincón del escenario, abarrotado. Más de 10 000 personas, en su mayoría amarillos, ocuparon todos los rincones para ver al Barcelona de Gustavo Costas.

Y su equipo no los defraudó. Barcelona volvió a ser un equipo ordenado. En ofensiva, el visitante planteó una fórmula que se cuajó la temporada pasada en el mismo laboratorio de Sangolquí: la sociedad entre José Ayoví y el goleador Narciso Mina. Planteado así, Barcelona fue sólido desde el inicio. Independiente no supo descifrar el camino para atacar.

A los 7’, apareció el ‘Gordo Lucho’, jugador destacado en el partido, con un remate potente, que dio rebote el portero Librado Azcona, y Mina apareció solo para empujar la pelota. El delantero definió bien y provocó el delirio de la hinchada visitante.
Sevilla no tuvo argumentos tácticos para desbaratar la sólida defensa de Barcelona. Tuvo la pelota, pero se mantuvo lejos del arco de Máximo Banguera.

[[OBJECT]]La velocidad en los contragolpes, otra vez, fue letal para los sangolquileños. En un ataque, Caicedo levantó un centró al mejor estilo del ‘Toño’ Valencia en el Manchester y apareció José Ayoví, otro jugador formado y conocido en el Valle, para con golpe de cabeza definir el segundo gol (33’).

No había discusiones. Barcelona era superior en la cancha hasta que se encendió la polémica por el árbitro Alfredo Intriago. Primero por su decisión de expulsar a Édgar Balbuena en una jugada de pierna fuerte que tuvo el guaraní con el ‘Gordo Lucho’.

Al cierre del primer tiempo otra acción incrementó los cuestionamientos al juez. Fernando Guerrero dentro del área de Barcelona. A criterio del árbitro no hubo falta. Esto provocó los reclamos airados de ‘Chiqui’ Guerrero que terminaron con su expulsión. El segundo tiempo no pasó del aburrimiento. Todo estaba resuelto.

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