El férreo control del gasto del Bayern Múnich se enfrenta hoy al despilfarro económico de la gestión del oligarca ruso Roman Abramovich en el Chelsea.
Esto caracteriza a ambos equipos que juegan hoy una inesperada final de la Liga de Campeones. El encuentro se inicia a las 13:45 (de Ecuador).
El Bayern controla hasta el más mínimo detalle de su dinero. Los libros de cuentas del club bávaro, todo un ejemplo de mesura, llevan casi dos décadas sin sobresaltos en una Europa que mira con lupa el gasto de sus países.
La receta del fútbol alemán se basa en no gastar un euro más de lo que el equipo pueda generar. “La Bundesliga ha creado un modelo sostenible que asegura que los clubes pueden financiar sus gastos”, explica en una entrevista a Reuters Emmanuel Hembert, de la consultoría A. T. Kearney.
“Los clubes de la Premier han sido muy astutos en el plano comercial. Son buenos identificando oportunidades y creando ingresos, pero su problema radica en el control del gasto” , añade.
El despilfarro apunta al resto de ligas europeas: España, Italia, Francia e Inglaterra. Los números delatan a Abramovich, que aún no ha logrado levantar una Champions pese al ingente gasto que ha caracterizado su gestión.
En el último curso financiero el Chelsea perdió USD 108 millones de mientras que el Bayern cerró el año con algo más de un millón de ganancias. Pero las cuentas del Chelsea no son las únicas que preocupan en Inglaterra.
Abramovich está obsesionado con ganar la Champions porque aún no la ha conquistado. Su equipo llega a la final tras haber dado la sorpresa en las semifinales ante los poderosos Real Madrid y Barcelona.
El conjunto alemán, que ya ganó la Copa de Europa en las ediciones de 1974, 75, 76 y 2001 contará con un factor que podrá ser determinante: jugará la final en su casa.
Entre tanto, el cuadro inglés llega a la final crecido, después de haberse consagrado como verdugo del Barcelona de Josep Guardiola en el Camp Nou y de haber conseguido el título de la Copa inglesa ante el Liverpool.
El arribo al banquillo del inexperimentado Roberto Di Matteo, en reemplazo de André Villas-Boas, produjo una comunión en el club y alimentó la fortaleza mental de la plantilla.
Ellos conocen el fútbol inglés y alemán
Fernando Guerrero
Volante que jugó en el Burnley inglés.
Tienen un estilo de juego metódico
En Inglaterra se privilegia la disciplina táctica, la fortaleza y los movimientos sincronizados. Los esquemas suelen ser rígidos y el futbolista debe cumplir al pie de la letra las indicaciones del entrenador. Chelsea tiene mucho de eso. Es un equipo con gran fortaleza física y muy veloz, que sabe presionar en el área rival. En Inglaterra están acostumbrados a cerrarte y dar espacios.
José Valencia
Jugó en el Wuppertaler SV Borussia
Se preocupan de la parte anímica
Lo importante es la parte física. Hay que correr todo el tiempo. Los jugadores son técnicos y potentes, por su contextura. Los equipos se alistan dependiendo del rival. Los clubes grandes se caracterizan por proponer juego, por salir siempre a ganar. Los considerados chicos se miden, son cautelosos. Sorprende su manera de trabajar con el plantel. Se fijan mucho en lo anímico. Están pendientes del jugador dentro y fuera de la cancha.
Segundo Castillo
Volante, ex Wolverhampton
Es un fútbol rápido y muy exigente
Cuando jugué en el fútbol de Inglaterra había una gran exigencia. Uno debe estar concentrado los 90 minutos. Hay partidos donde no te puedes parar un rato. Debía estar físicamente bien para ser titular. El trabajo técnico en cada entrenamiento demanda de paciencia para repetir las jugadas. Los técnicos repiten en cada práctica las jugadas a pelota parada. Chelsea tiene muchas virtudes como para pelear el título, pero es complicado.