Aún no se asimilaba la nueva bomba futbolística que estalló en las manos de la Federación Mexicana de Fútbol, cuando Israel Jiménez, uno de los 8 jugadores separados de la Copa América, destapó, vía Twitter, que habría algunos inocentes entre los castigados por la indisciplina cometida en Quito, mientras que de los restantes 14 no todos estaban exentos de pecado.
“Unas disculpas a todos, pero pues era un grupo y al final se destruyó. Y por ayudar a unos compañeros, la llevamos varios. Que sirva de experiencia”, escribió Jiménez en la red social.
Aquella charla en los vestidores, al término del último amistoso —contra Bolivia, en Buenos Aires— sirvió para que los futbolistas se comprometieran, junto con el cuerpo técnico, a ‘salvar’ a quienes más podrían afectar a la familia. Así, tres de los jugadores casados fueron ‘protegidos’.
Una fuente cercana a las negociaciones reveló a EL UNIVERSAL que el hecho delatado por Jiménez es real.
El punto es que frente a la dificultad de que se vieran afectadas las familias de estos futbolistas, copartícipes en la parranda de Ecuador, se optó por defenderlos. Jiménez, Néstor Vidrio, Jonathan dos Santos, Marco Fabián, Jorge Hernández, Javier Cortés, David Cabrera y Néstor Calderón dejaron la selección mexicana por los incidentes nocturnos del 24 y 25 de junio, en el Hotel Quito.
Se habla de, al menos, cuatro integrantes más de la delegación azteca relacionados con la indisciplina, que tendrán que cargar con el sentimiento de culpa, en su condición de protegidos.
Con la inclusión ayer de Oswaldo Alanis, México completó los 23 jugadores que afrontarán desde mañana la Copa América.