En Argentina están felices y respiran aliviados. La Selección goleó, se clasificó y por momentos dio muestras de buen juego en Córdoba. Y Lionel Messi, su estandarte y estrella, también apareció abrigando la esperanza de mejores días para el equipo.
Ayer a Messi la organización lo eligió el jugador del partido y se llevó un celular a la casa. Pero más importante que la designación fue el hecho de que el astro del FC Barcelona volvió con su juego y colocó pases tan precisos como los que suele hacer cada semana en suelo español.
El “olé, olé, olé… Messi, Messi” con el que reciben en todos los partidos al jugador volvió a sonar fuerte en el Mario Alberto Kempes. Pero a diferencia de los estadios de Mendoza y Santa Fe, los gritos de la hinchada no decayeron. Los aficionados entienden que deben premiar el esfuerzo del mejor jugador del mundo para que este entregue resultados. Y al menos ayer, la ‘Pulga’ no falló.
Argentina mejoró su nivel de la mano de Messi, aunque Costa Rica fue un equipo al que los argumentos apenas le duraron 45 minutos. El cuadro juvenil de Ricardo La Volpe, disciplinado tácticamente y defensivo hasta las últimas consecuencias, arañaba un punto en el primer tiempo hasta que Sergio Agüero anotó el primer tanto, tras pescar un rebote.
La gente, que colmó los graderíos, celebró el tanto como si el juego ante los ‘ticos’ se tratara de una final. De cierta forma, para Argentina el partido era una final y haberla perdido habría sido catastrófico para los anfitriones.
Agüero, yerno de Maradona, se convirtió en uno de los salvadores del ‘Checho’ Batista, ex amigo y ahora odiado por el ‘Pelusa’. Cuando las dudas sobre el funcionamiento del equipo arreciaban, el ‘Checho’ decidió confiarle la titularidad a Agüero y el delantero del Atlético de Madrid cumplió: no solo marcó el primer tanto sino que anotó el segundo, juntándose nuevamente con el astro Messi y deleitando a los fervorosos cordobeses.
[[OBJECT]]
En uno de los palcos de invitados, el propio Kempes, mítico goleador cordobés del Mundial de 1978, también celebraba. Antes del inicio del partido, el ‘Matador’ pisó la cancha y recibió una ovación de los aficionados.
Ayer los hinchas gritaban por Messi, por Agüero, pero muchos de sus cánticos eran para otro jugador nacido en su tierra: Javier Pastore, el volante del Palermo italiano. Él ingresó y demostró ser una variante ofensiva válida en momentos difíciles.
Argentina se sintió cómoda en la cancha y Messi se movía a placer, esquivando sin inconvenientes a los jugadores visitantes. Fruto de otra gran acción suya llegó el gol de Ángel Di María, otro de los futbolistas que empezó como titular y que se cansó de desbordar y desorientar a los ‘ticos’.
Con el 3-0 a su favor, los gauchos tomaron confianza y rotaron el balón. Pero la hinchada quería más, exigía y repudiaba con silbidos los balones jugados para atrás. Messi buscó su gol, pero el tanto aún le es esquivo en su tierra. Algo similar le sucedió a Gonzalo Higuaín, delantero del Real Madrid, quien pese a disponer de opciones se quedó con ganas de inflar la malla.
Argentina empezó a encontrar su juego de la mano de Messi. Cuando la voz del estadio anunció que la ‘Pulga’ fue la figura, el 10 del Barcelona fue nuevamente ovacionado. Los argentinos pasaron de la crítica al reconocimiento de un equipo que intenta avanzar en su Copa.
El equipo volvió a Buenos Aires y espera por su rival del fin de semana, que será el segundo del grupo C. El partido se jugará en el estadio Estanislao López de Santa Fe, el mismo escenario en el que Messi y sus compañeros salieron abucheados tras empatar sin goles con Colombia.