Messi generó odio y admiración en Quito

Lionel Messi fue un jugador que generó odio y admiración entre los ecuatorianos. Era el rival a temer, a vencer, a frenar. A la vez, era el futbolista para ver y disfrutar, una oportunidad que se presenta cada cuatro años, como en el 2009.

Tener al mejor jugador del mundo en el Atahualpa fue el privilegio de los 32 000 hinchas que llegaron al escenario, los colaboradores de AFNA, integrantes de la Policía y de los periodistas nacionales.

En Guayaquil no hubo suerte de mirarlo en vivo. Ayer, en cambio, un integrante de seguridad de AFNA y uno del GIR fueron los afortunados en conseguir la imagen en primer plano del astro del Barcelona español. Eso sucedió en el inicio del segundo tiempo, cuando salió al calentamiento con sus compañeros frente a la tribuna.

Ambos lo miraron de frente y dispararon sus flashes. El ariete solo sonrió mientras se ejercitó. En la tribuna, los aficionados se desentendieron del partido. Con cámaras digitales y celulares estiraron sus brazos los más que pudieron para grabarlo en video y en fotos.

El deseo de ver a Messi en acción se notó en los hinchas. Antes del cotejo, un ecuatoriano estuvo con la camiseta del Barcelona español debajo de la Tricolor, “por si acaso pueda colarme en el lado del camerino de Argentina al final”, dijo Enrique Chamba, mostrando tímidamente la blusa blaugrana para evitar malestar en el resto.

Cuando Messi ingresó al partido, en el 62’, en las gradas se escuchó una mezcla de aplausos y ovaciones con silbatinas.

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