Una administración adecuada, un proyecto sostenido de fútbol y formativo -deportivo e integral- dejan al Independiente como el club de mejor estructura del país.
En los últimos cinco años ha ganado los títulos locales de Pichincha y del país en todas las categorías. Es el mejor ejemplo del fútbol ecuatoriano en la actualidad por su solidez y el sostenimiento que le han dado sus dirigentes a la promoción de jugadores.
El producto de esa apuesta empieza a reflejarse en las participaciones en los torneos internacionales. Mañana será el debut en la Copa Libertadores de América, el más importante de la región a escala de clubes. Y es meritorio lo que haga en esta competición porque esa pequeña historia que ha formado, hasta ahora, de ser un club que fomenta juventudes ya le dan un membrete. Pero lo que sí está en la obligación es de sostener su proyecto en un país en donde los clubes de la Serie A aún ven con recelo la obligación de incluir a un futbolista juvenil, por lo menos, un tiempo en los partidos del torneo local.
El club nacido en el fútbol amateur de Pichincha es el de mayor crecimiento en la última década en la región. Basta poner de ejemplo que en la actualidad viven 70 niños y jóvenes en una residencia del equipo en el complejo del Centro de Alto Rendimiento Independiente (en Los Chillos). Allí reciben clases de fútbol y de educación básica, que incluyen hasta cómo comportarse.
Ante eso es necesario que los otras instituciones también emulen esos ejemplos para que puedan sostener las campañas con futbolistas formados en sus canteras.
El desafío que tendrá desde mañana Independiente pondrá en escena la ambición de los jóvenes y de otro grupo de jugadores que han pasado por otros clubes del país y del exterior.