Reinaldo Rueda, DT de la Tri, es devoto de María Auxiliadora. A 12 días de los cotejos de Eliminatorias cuenta sus intimidades y de la Selección.
Ya adaptado a la cotidianidad de Quito, ¿qué le gusta disfrutar de la ciudad en sus tiempos libres, cuando no está viendo fútbol?
Difícil (risas). Quito es una ciudad muy bonita, que cada día la conozco más. Lo malo es que tengo pocos espacios libres en los que no estoy viendo fútbol. Me gusta la caminata, montar bicicleta y la natación. Lo hago por salud y mantenimiento físico.
¿En el momento actual siente algún cambio en el trato del aficionado ecuatoriano, que antes fue reacio a su contratación?
Al comienzo la gente no me identificaba. Además de que salgo poco a las calles. Trato de no exponerme públicamente. Pero al comienzo sentí el escepticismo y una que otra muestra de rechazo. Y ahora noto la satisfacción de la gente reconociendo mi trabajo y los resultados que se están obteniendo. Muchos me felicitan. El fútbol es de odio y pasiones.
Apareció una cuenta de Twitter suya (@ReinaldoRueda). ¿La presión de la gente lo obligó a cerrarla?
(Frunce el ceño y sonríe) Nunca he tenido una cuenta en esa red social. De hecho, no tengo cuenta en Twitter ni en Facebook ni nada. Anecdóticamente, en Honduras también abrieron una cuenta en Facebook, que dizque era mía y nunca he entrado siquiera.
¿A quién extraña de Colombia?
En estos ocho meses que llevo en Ecuador, solo he viajado 48 horas a Colombia. Esas son las ironías de la vida, tan cerca pero tan lejos. Extraño a mis padres, que no están bien de salud, que llevan una lucha de varios años. Quisiera estar con ellos. Pero bueno, así son las exigencias y la responsabilidad de esta profesión.
¿Qué ciudad de Ecuador le impactó al conocerla, por sus costumbres, comida, infraestructura, etc?
Todas las ciudades de Ecuador son bonitas. En el 2001, en el Sudamericano Sub 20, tuve la suerte de conocer algunas ciudades vía terrestre. Llegamos con la selección Colombia a Quito, fuimos en avión a Cuenca, de ahí en bus fuimos a Machala, Portoviejo, Guayaquil, Ambato. Cada ciudad tiene su atractivo. Pero, para mí, Cuenca tiene un encanto especial… no sé si por nostálgica, por la parte colonial. ¡Uy!, hace poco estuvimos en Macas, mucho verde, mucha vegetación, una belleza.
Usted, luego de la derrota ante Argentina, admitió que se le hacía difícil conciliar el sueño por la ansiedad, la presión. ¿Cómo supera esos espacios que son complicados?
(Se frota las manos) Bueno, la manera más sana para superar (la presión) es el ejercicio. Y cuando no se puede liberar la tensión con el ejercicio, toca recurrir desafortunadamente al medicamento. Las noches son eternas, muy difíciles, traumáticas. A mí se me alteró el sueño ya hace muchos años.
¿Usted puede dormir antes de un partido clave?
Intento. Y la única forma en la que puedo es, como dicen, sacándome la madre con los ejercicios para caer rendido en la cama, y no pensar en el partido (sonríe).
¿Y cuando siente mucha ansiedad, llama a casa para oír a su esposa o a sus hijos?
Ellos están muy pendientes, pero procuro no involucrarlos. Mejor, el que paga los platos rotos en la concentración es el profesor (Alexis) Mendoza, a quien llamo a las dos o tres de la mañana para compartir con él esa ansiedad.
¿En qué piensa en los momentos de ansiedad?
Normalmente procuro acostarme tarde, porque se resuelven cuestiones con los jugadores hasta altas horas. El futbolista también se acuesta tarde y más cuando están en ese estado de convivencia, pues se comparte mucho jugando cartas, conversando. Entonces, mínimo una o una y media de la madrugada me acuesto. Y me despierto al ratito, pensando primero en el partido y luego se mezclan otros temas. Todo depende del día que haya tenido y de las situaciones por resolver.
¿Y cómo hace para no transmitir esa ansiedad a sus jugadores?
Procuro evitar que eso ocurra. Las reuniones las encaro con mucho respeto, análisis y soltura.
¿Reza mucho?
Bastante, sí.
¿Es devoto?
(Suelta una carcajada) De todos los santos. Bueno, María Auxiliadora es la Virgen a la que más fe le tengo desde hace muchos años. Ella siempre ha estado a mi lado. Le pido que me acompañe.
Hay entrenadores que llevan un crucifijo, un rosario, un medallón a la cancha…, ¿usted qué lleva?
Siempre se relaciona con las cosas pasadas. Llevo la foto de mi familia e imágenes de los santos de mi devoción en mi billetera.
¿Prefiere la comida costeña o la serrana?
Todos los platos son ricos. Este año probé varias fanescas. Es bárbaro, un coctel molotov (bromea y ríe). Se cocina de diferentes maneras en la Costa y en la Sierra.
¿Qué le gusta leer?
En estos días me he enfocado en libros de psicología y en fútbol, en la parte táctica. Fuera de lo deportivo, me gusta la parte médica y de la psicología.
¿Si no hubiera sido técnico, hubiera sido médico?
No, primero soy profesor. Fui profesor de colegio, de universidad. Me gusta enseñar, transmitir lo que he aprendido. Mi padre quería que fuera piloto.
Tras la derrota en Argentina (4-0), Luis Chiriboga (presidente de la FEF) dijo que le pediría a usted que pusiera el equipo “que gana en Quito”. ¿Cómo es esa relación con Chiriboga?
Muy bien. Todos sabemos que es un Presidente muy futbolero. Respira, transmite y vive el fútbol con mucha intensidad. Está en todas las categorías de la Selección. Lleva más de 30 años de experiencia. Ustedes lo conocen más que yo, su carácter, su chispa.
¿Qué le dijo luego de esa goleada en el camerino?
(Sonríe) Son momentos de bronca, de rabia, de frustración. Debíamos pensar en Colombia, que ganó de visitante. A mi mujer, con quien llevo más de 20 años de casado, no termino de conocerla; así me voy conociendo con el directivo y con esta realidad.
¿Conversa con Chiriboga sobre las alineaciones?
Es algo que no me gusta mucho. Procuro evadirlo lo más que puedo. Es muy inquieto. Creí que tenía algún vínculo con algún medio porque siempre quiere tener la alineación y pensaba que era para darla (bromea). Pero no, primero la saben mis jugadores.
¿Qué música le gusta?
Yo soy un caleño atípico. Me encanta el vallenato. Luego, viví con toda la intensidad la salsa, un ícono de Cali. Quisiera poder tocar el acordeón. Intenté, tengo un acordeón que me traje de Alemania, pero no he podido tocar, soy medio malito y sordo (risas).
¿Su canción favorita?
Las clásicas de Rafael Escalona. Pero a mi esposa le dediqué una de Diómedez Díaz, creo que la conquisté (suspira y sonríe).
Hoja de vida
Sus datos. Nació el 16 de abril de 1957. Está casado. Tiene tres hijos. Posee títulos de Educación Física y de Fútbol, con experiencia académica en Alemania.
Su trayectoria. Formador de jóvenes, obtuvo el tercer lugar del Mundial Juvenil del 2003. Fue DT de Colombia. Dirigió a Honduras en el Mundial del 2010.