Corrían los últimos días de marzo del 2005. Marlon de Jesús tenía 13 años y jugaba como delantero en el Valle del Chota, un club de Segunda categoría de Imbabura.
De Jesús impresionaba a sus compañeros y a su equipo por su fortaleza física. Por eso, Pedro Delgado, de la Fundación de Agustín Delgado, quería enviar al futbolista a Quito para que probara su talento en los equipos profesionales de la Serie A.
Entonces, Pedro Delgado llamó a Luis Espinel, entrenador de la categoría Sub 15 de El Nacional. “Tengo unos muchachos que son buenos. Ven a verlos acá”, dijo el hermano de Agustín.
Delgado y Espinel tienen una buena relación porque jugaron juntos en la juventud. El formador de los puros criollos aceptó la propuesta y viajó a Imbabura.
El DT observó al goleador y quedó impresionado por su corpulencia. “Tenía muy buena estatura, aunque le faltaba técnica y táctica. Pero vimos que tenía futuro”.
Espinel decidió llevar al prospecto a El Nacional. Para ello, se reunió con Jorge Célico, entonces coordinador de las formativas.
Ambos acordaron que el juvenil se sometiera a unas pruebas en el Complejo de Tumbaco. De Jesús no decepcionó en los ensayos.
Desde entonces, al atacante se lo conoce con el apodo de ‘Fuerza’, aunque sus compañeros de ahora lo desconocen. Ese apodo se le ocurrió a Espinel.
En dos semanas, El Nacional pactó un convenio con la Fundación del ‘Tin’, el máximo goleador de la Selección ecuatoriana. El equipo quiteño se comprometió a cubrir los gastos de formación, según rememora Célico.
De la Fundación del ex goleador de la Tri también llegaron Paúl Minda y Juan Anangonó.
Cinco años después, Marlon se apoderó de los titulares de la prensa cuando, el pasado domingo, marcó cuatro de los cinco goles con los que El Nacional venció a Emelec. Fue la primera vez que marcaba cuatro tantos en la Serie A, y también la primera que merecía las portadas de los diarios.
El jugador está sorprendido por los elogios y solo quiere ser el nuevo goleador y alcanzar la gloria de su coterráneo, el ‘Tin’ Delgado.
“Voy a trabajar fuerte para convertirme en el goleador de El Nacional y luego, si Dios quiere, me gustaría ir al fútbol del exterior”.
El club posee sus derechos deportivos por tres años más, según confirma Ángel Sarzosa, presidente del plantel militar.
La intención de la directiva y del cuerpo técnico es que el ariete se consolide en el club. “Es un chico tranquilo y alegre. Creemos que nos puede ayudar”, dice Fernando Baldeón, asistente técnico.