Sonia Tello cerró los ojos y cruzó los dedos cuando Christian Noboa tomó la pelota y se paró frente al arquero Víctor Valdez. Su hijo estaba a punto de hacer historia. Si anotaba ese gol se iba a convertir en el segundo jugador ecuatoriano en marcarle al Barcelona de España. Ese privilegio lo había tenido únicamente Jaime Iván Kaviedes durante su paso por el Real Valladolid entre el 2000 y el 2001.
Con el gol de ayer de penal, el capitán y volante del Rubin Kazán no solo igualó al ‘Nine’ Kaviedes sino también a Édison Méndez y Antonio Valencia. Noboa se constituyó en el tercer ecuatoriano en marcar un gol en la Champions League. Su mamá estaba consciente de aquello, por eso no abrió los ojos hasta que el narrador de la cadena internacional Fox Sport no gritó el gol. Cuando lo hizo Sonia saltó de la cama de tres plazas, ubicada en su cuarto. Junto a ella se encontraba también Elsa de Noboa, la abuela de Christian. Sonia estaba agitada y su respiración evidentemente acelerada. Se escuchaba cómo inhalaba y exhalaba el aire de sus pulmones mientras que, en la pantalla de su televisor de 42 pulgadas, aparecía la imagen de Christian celebrando la primera anotación de su equipo y la suya en ese torneo europeo. Lloraba de emoción y los sollozos apenas le permitían decir frases como: “Tenías que meterlo, mi negrito”, “Te lo mereces después de todo lo que te ha pasado”. Se refería a la infección intestinal que tuvo su hijo hasta este martes y que casi le impide jugar contra los catalanes. Esa noticia no la dejó dormir bien, pero a las 04:00 sonó su teléfono celular. Era Christian y llamaba para decir que estaba recuperado y que el técnico Kurban Berdyev lo había incluido en la lista de jugadores convocados. Intentó ver el partido desde el inicio pero no pudo. Habían pasado cinco minutos cuando entró a su cuarto y encendió el televisor. Toda la mañana había estado fuera de casa. Sabía que Christian estaba entre los titulares porque dos horas antes del inicio del partido habían chateado a través del Whats App (intercambiador de mensajes de los teléfonos BlackBerry). “Mami, estoy camino al estadio. Te amo. Hoy juego, así que tranquila. Te amo mucho”. Eso fue lo último que le dijo antes del partido. Con el gol empezaron a sonar los teléfonos móviles y fijos de la casa de los NoboaTello. Fernando, papá de Christian, no se encontraba pero seguía el cotejo desde la Comandancia de Cuadra de las Fuerzas Armadas, donde trabaja. “¿Vieron el gol?”, les preguntaba Sonia a los abuelos de Christian cuando la llamaron. “Sí, casi morimos de la angustia”, respondieron ellos al otro lado del teléfono. La conversación duró lo mismo que la celebración de Noboa: un minuto.