El más aliviado al salir la avioneta Cesna 414 desde Cali hasta Guayaquil fue Raúl Ramírez. Él había dormido pocas horas desde el domingo cuando llegó Reinaldo Rueda a Cali, porque se había convertido en una especie de guía en los dos días que estuvo el entrenador en esta ciudad.
Ramírez, que fue gerente deportivo de Deportivo Cali, conoce a Rueda desde hace 30 años. Trabajó con él en selecciones juveniles y en clubes. Él llevó a Pedro Zape, actual preparador de arqueros y ex seleccionado de su país, hasta el aeropuerto.
Eran las 10:23. Zape llegó segundo a la terminal aérea caleña. A esa hora, Alexis Mendoza, mano derecha de Rueda, tomaba un jugo de mandarina. “Hombre… Llegué hace rato”, dijo el asistente, que reside en Barranquilla y que en la noche anterior prefirió unirse al grupo antes que viajar solo hasta Guayaquil.
Mendoza miraba el reloj. Decía “no puedo hablar hasta que no lo haga Rueda”. Lo contrario sucedía con Zape. Él era más extrovertido, hacía bromas, contaba sus anécdotas en Ecuador. “Me di el lujo de viajar desde Cali hasta Quito en 1973 con toda mi familia. Claro que llegué molido a Cali, el ‘Chanfle’ Muñoz me hizo un gol; jugué contra Spencer (Alberto)…”. Mendoza miraba con recelo a Zape, pero no decía a nada.
El celular de Ramírez sonó a las 11:10. “Es Reinaldo. Ya llegó”, dijo. El seleccionador traía una maleta y un bolso en la que iba su computador. Estaba acompañado de Eduardo Velasco, amigo y preparador físico, con quien trabaja desde hace 22 años. Velasco fue pupilo de Rueda en la selección del Valle del Cauca. “Conozco al entrenador como la palma de la mano”, dice. “Jumbo es un pueblo humilde, pero de hombres trabajadores”.
Jumbo es un municipio cercano a Cali. De allá es Rueda. Él empezó como entrenador el 16 de marzo de 1978, admite el seleccionador, que fue presentado ayer en la tarde en Guayaquil. “Jamás me puedo olvidar de mis raíces. Yo nací allí y allí aún viven mis padres”, minutos después le dice a este Diario, mientras revisa cada instante sus dos celulares.
Los periodistas de televisión llegaban poco a poco al aeropuerto Bonilla. Rueda dice que aún tiene que dialogar con Luis Chiriboga, presidente de la Ecuafútbol, antes de dar una declaración oficial.
Fue cauto, pregunta de Ecuador, habló de Colombia, de los últimos días en Honduras, del menaje, de los autos… En eso Zape levantó su tono de voz y los transeúntes lo identificaron. Estos se acercaron a pedir autógrafos al ex golero, también vieron a Rueda, por lo que la mesa estuvo rodeada de curiosos.
Mendoza siguió observando el reloj. Ramírez, quien llevaba una funda con manjar blanco -tradicional del Valle del Cauca- que después entregó al directivo de la Federación, le dijo: “calma, ya mismo arriba”. Ellos se referían a Chiriboga, quien llegó a las 11:35 a la terminal en una avioneta Cesna, piloteada por Jorge Weisson y su asistente, Danny Terán.
El directivo, en principio, prefirió el perfil bajo. No quiso hablar con los periodistas, hasta reunirse con Rueda, en el ‘lobby’ del hotel GHL Confort, que está dentro del aeropuerto.
En ese sitio, la reunión duró 10 minutos, tiempo en el que se saludaron, hablaron de sus familias, del viaje de retorno de Honduras a Cali… Esa reunión fue protocolaria, porque telefónicamente ya estaban arreglados los salarios, premios, planes de trabajo…
“No puedo detallar las actividades próximas porque prefiero hacerlo ante los directivos y después ante ustedes”, argumenta Rueda. Chiriboga, que llegó solo, declaraba en una entrevista a una radio ecuatoriana que “la avioneta era de la compañía de un amigo suyo, que con frecuencia se la presta”. Después admitió que es propiedad de Arturo Román.
Los transeúntes se quedaban fotografiándose con Rueda y Zape, les pedían autógrafos y les deseaban éxitos. “Los hubiéramos preferido a ustedes antes que al ‘Bolillo’, dijo uno de ellos. Los integrantes del cuerpo técnico colombiano se miraron entre ellos. Velasco hizo muecas… Pero el que se atrevió a comentar fue Zape. “Te das cuenta. Aún nos quieren”.
Cuando se produjo el acercamiento entre Chiriboga y los miembros del cuerpo técnico empezaron a revelarse detalles de la negociación. “Con usted he hablado decenas de veces por teléfono”, dijo el directivo a Velasco al momento de abrazarlo. Este llevaba una maleta solo de documentos. “Aquí tengo detalles de los últimos seleccionados y de los potenciales”, dijo a este Diario, mientras señalaba las carpetas con su dedo índice.
El punto central de la reunión pasó a ser una mesa de una de las cafeterías del aeropuerto. Velasco invitó un jugo de mandarina a Chiriboga. En ese sitio pasaron a hablar de la Casa de la Selección, de las decenas de video que ha revisado el cuerpo técnico. Allí ya no había restricciones. Se quitaron los sacos y se quedaron en camisas de mangas largas.
Ramírez volvió a interrumpir el diálogo. “Ya está todo listo. Los pilotos ya recargaron y ahora hay que hacer migración”, recomendó. El ex gerente deportivo del Cali es amigo personal de Rueda y representa sus actividades en Colombia. Él conoce de cerca las reuniones que el entrenador colombiano tuvo con Chiriboga en Tegucigalpa y en Johannesburgo.
Al levantarse de la mesa, Zape dice: “Otra vez hay que viajar en avión”. Y preguntó: “Cuántas horas son a Guayaquil”. “Dos”, le respondió Chiriboga. Zape miró a Ramírez y agregó: “Ya voy preparado”. El ex golero llevaba dos jugos y una funda de pasteles de dulce porque ya eran las 13:15, hora en la suele almorzar.
Chiriboga y el cuerpo técnico subieron a la avioneta. Les esperaba dos horas de viaje y su ‘bautizo’ con la prensa de Ecuador.