Luis Checa, nacido en Quito hace 30 años, ha realizado toda su carrera en clubes de la Sierra. Pero este año fichó por Barcelona y estuvo obligado a cambiarse de residencia. Desde hace un mes y medio vive en Guayaquil, ciudad que empieza a conocer.
Acostumbrarse a las altas temperaturas, a la humedad y a la transpiración frecuente aún le resulta complicado.
Desde el segundo día, el futbolista instaló un sistema de aire acondicionado dentro de su nueva vivienda para mantener un clima frío. Aunque, confiesa, también lo hizo por “obligación” porque su familia no se atrevería a vivir con él “si no compraba el artefacto”, contó entre risas.
El calor guayaquileño lo motivó a renovar su ropero. Las chompas de cuero, las camisas manga larga, las bufandas, los buzos cuello de tortuga y los guantes de lana ya no son parte de su habitual vestimenta. Ahora usa camisetas de mangas cortas, pantalonetas, gorras y gafas para el sol. No se complica con las tendencias de la moda, compra lo que le gusta.
Su esposa Érika y sus dos hijas Martina y Luisiana, de 5 y un año, respectivamente, comparten ese nuevo estilo de vida.
A pesar de que el jugador se crió con la alimentación típica de la Sierra, se declaró amante de la gastronomía costeña. La atracción por este tipo de comida nació por su madre Zaida Villamar, de raíces milagreñas. Para complacerlo, su esposa le prepara cebiches de camarón y encebollados de albacora.
Además, espera consolidarse como figura en el club torero.