El 20 de marzo, la lluvia no daba tregua en el estadio Reina del Cisne. En la banca de suplentes de Liga, todos se refugiaban del frío, hasta que Luis Bolaños, a los 10 minutos, los puso de pie con su golazo. Un remate de derecha preciso, certero, que dejó sin chances a Fernando Fernández.
El ‘Chucho’ lo celebró llevándose el pulgar derecho a la boca, como imitando los gestos de los recién nacidos. Tiene razones para festejar así: en un mes nacerá su hija. En la banca, su primo Walter ‘Mamita’ Calderón, era el más eufórico. “Grité mucho ese gol, por todo lo que pasó con el ‘Chucho’. Él es un buen muchacho, se merece que le pasen cosas buenas”.
Para los jugadores de Liga, ese tanto representaba mucho más que ganar un partido de fútbol. Marcaba el regreso de Bolaños al fútbol, tras 22 días de ausencia. El 25 de febrero, él recibió dos balazos, en un intento de robo, mientras estacionaba su carro en el Quicentro Shopping.
Pero Bolaños fue por más. En ese partido ante los lojanos, anotó el segundo tanto a los 29 minutos. Cuatro días después volvió a marcar un tanto, esta vez a D. Cuenca, en el estadio Alejandro Serrano.
Desde el atentado, el futbolista repite continuamente que es una nueva persona. “Dios me dio una nueva vida. Ahora me concentro en estar con mi familia y seguir jugando fútbol”.
En los 22 días que estuvo fuera de las canchas, el volante tuvo que realizar un exigente proceso de rehabilitación, que hoy lo tiene nuevamente en las canchas y marcando tantos.
Jaime Flores, el fisioterapeuta de Liga, formó parte de ese proceso. El profesional, de 28 años, junto con su mentor Fernando Iza se encargaron del proceso de rehabilitación. El jugador fue dado de alta el 4 de marzo y al día siguiente ya estuvo a las órdenes del personal médico de Liga para cumplir con su tratamiento.
“Tenía un hematoma muy grande y mucho dolor detrás de los hombros. Además tenía debilidad muscular y poca flexibilidad. Tuvimos que trabajar mucho en esos aspectos”, aseguró Flores.
Bolaños estuvo hospitalizado siete días. Luego hizo 12 días de rehabilitación. Diariamente trabajaba una hora y media, primero con el fisioterapeuta Iza y luego con Flores. Se le hacían drenajes linfáticos (masajes manuales) para permitir una mejor circulación y para que el hematoma, producido por el proyectil, desaparezca de forma paulatina.
El jugador también recibió tratamientos de frío y calor. En las mañanas trabajaba en Pomasqui y en las tardes en el despacho de Flores, en el sector de Ponciano.
“Nosotros siempre estuvimos pendientes de la evolución de Luis, que es un jugador muy importante para nosotros”, recordó el técnico Edgardo Bauza.
Los progresos del jugador fueron tan buenos, que en la tercera semana de marzo ya recibió el alta de la rehabilitación y se incorporó al trabajo de sus compañeros. “Para el equipo fue motivante tenerlo de vuelta. Es un gran jugador , pero sobre todo una gran persona”, recordó Patricio Urrutia.
El jueves 17 de marzo estuvo en la banca de suplentes en el partido Liga vs. Peñarol. No jugó. Luego vino su gran actuación ante la Liga lojana y ante Deportivo Cuenca. Ayer viajó como parte de la delegación a Argentina, para el martes medirse con el Independiente de Avellaneda.
“Es un jugador importante para el equipo. En los últimos 30 metros es importante para nosotros por el desequilibrio que tiene”, agregó Edgardo Bauza.
Tras el atentado, el futbolista ha tomado recaudos de seguridad. Sigue manejando su vehículo, pero ahora siempre se deja acompañar de un familiar. Intenta olvidar el atentado y para ello se apoya en su familia, amigos y compañeros.