Liga de Quito goleó ayer por 3-0 a Barcelona, en el cotejo más esperado de la segunda fecha. Sí, la ‘U’ y el ídolo, que suelen definir títulos o cupos para la Libertadores, chocaron demasiado pronto en el calendario del Campeonato. Fue como empezar el desayuno con un plato de fritada.
Una pena, porque ambos equipos todavía están algo desincronizados y duros por la cortísima pretemporada. El espectáculo que se vio ayer en una casi copada Casa Blanca (muchas faltas y muchos pases errados) estuvo condicionado por ese detalle, aunque la ‘U’ demostró que está muchísimo más encaminada en lo físico y en lo táctico que el ídolo.
Liga tuvo 16 disparos al arco. Barcelona, ni uno solo. Liga sumó cinco tiros de esquina. Los canarios, apenas uno. Liga tuvo más tiempo la pelota y la trató mejor. Barcelona marcó con oficio y complicó por momentos a Liga, pero no tuvo un 10 que empujara al equipo adelante cuando lograba recuperar la pelota.
Un 10 en la cancha. Quizás esa fue la diferencia más notable, pues Liga tuvo en el debutante Ezequiel González a su jugador más determinante. El argentino hizo los pases para los tres goles del cotejo, fabricó otras habilitaciones que generaron peligro y, además, marcó los tiempos.
El festival de ‘Equi’ comenzó al minuto 3, cuando, tras un rápido cobro desde el tiro de esquina por parte de Enrique Vera, puso un pase preciso para que Geovanny Caicedo anotara sin dificultad.
Los zagueros de Barcelona se miraron las caras mientras el DT Luis Oste (el titular Rubén Darío Insúa estaba suspendido), se tomaba la cabeza.
Después del gol de apertura, el primer tiempo se desarrolló casi exclusivamente en el medio campo. Liga, al mando del DT Edgardo Bauza, tenía la iniciativa pero carecía de profundidad. Los albos gastaban la pelota pero no alcanzaban la claridad suficiente para entrar al área de la visita.
Los disparos de lejos fueron la opción. Vera lo intentó una vez. Hernán Barcos y el juvenil José Cevallos, también. Eso era mejor que las jugadas de toque, destruidas por una gran marca aplicada por los pupilos de Oste.
Barcelona acertaba en los relevos. Si fallaba Daniel Mina, lo socorría Pavel Caicedo. Si Matías Oyola se quedaba, entraba Geovanny Nazareno. O Jefferson Hurtado. O Pedro Larrea.
Eso generó un fútbol de alta fricción que dejó varias tarjetas amarillas en cada lado y la sensación de que, si Barcelona hubiera contado con un 10, Liga estaría pasando algunos apuros. Adelante, los delanteros Pablo Palacios, Luis García y Ricardo Teixeira naufragaron ante la zaga alba porque faltaba alguien que les pasara con criterio la pelota.
Cuando el primer tiempo moría, ‘Equi’ cobró un tiro libre hacia el área canaria. Apareció la cabeza del adolescente Cevallos, quien marcó el segundo gol del partido y el primero de su incipiente carrera. Cevallos, hijo del guardameta José Francisco, lloró después de anotar el tanto.
En el segundo tiempo, Oste envió al campo a Hólger Matamoros, jugador ofensivo que le dio más movilidad al ataque canario, pero no más fuerza. Barcelona continuó estrellándose contra la muralla que formaban Caicedo, Jorge Guagua y Diego Calderón.
Los albos se dedicaron a administrar el resultado. Al ver que el rival era inofensivo, aumentó la presión. Hubo un nuevo bombardeo contra la meta de la visita, hasta que llegó el gol de Barcos, tras un tiro de esquina cobrado por, obviamente, González.
El cotejo acabó con el público cantando el ‘ole’ con cada pase de Liga, que ganó sus primeros puntos de la temporada.
La figura
Ezequiel González generó los tres goles
El volante argentino fue el jugador más influyente del compromiso, pues hizo tres pases que acabaron en gol, uno de ellos desde el tiro de esquina. Aunque no está en su mejor forma y el equipo en general no está totalmente sincronizado, el ‘Equi’ mostró agilidad, voluntad y recursos técnicos para merecer el número 11 en la camiseta y convertirse en el conductor de los albos. Aunque en realidad, su función es la de un 10.
La contrafigura
Pablo Palacios no inquietó a la defensa
El delantero de Barcelona fue el punto más bajo, aunque no por mucho, de la zona de ataque canaria. Falto de físico, fue incapaz de desprenderse de la marca de Paúl Ambrosi para desbordar con comodidad. Tampoco pudo conectarse con Ricardo Teixeira ni con el juvenil Luis García. Su intrascendencia fue tanta que el DT encargado Luis Oste lo cambió por Armando Wila, quien tampoco lució en forma.