Los juveniles ya no negocian solos sus contratos

El 28 de abril. Luis Batioja, el delantero más efectivo de la Sub 17 de Ecuador, paró por tres semanas con el asesoramiento de su agente para negociar un contrato con LDU.

El 28 de abril. Luis Batioja, el delantero más efectivo de la Sub 17 de Ecuador, paró por tres semanas con el asesoramiento de su agente para negociar un contrato con LDU.

Los ocho goles que anotó en los Juegos Odesur de Colombia lo volvieron famoso y lo ubicaron en el centro de una pugna entre el empresario Jorge Guerrero y Liga de Quito.

Luis Batioja viajó a Medellín el 14 de marzo para jugar con la Sub 17 de Ecuador en los Odesur. 16 días más tarde, regresó a Quito con el galardón de goleador de ese torneo y con una aspiración: negociar un contrato con Liga de Quito, el club en el que empezó a jugar en noviembre del 2008.

El menor de edad (tiene 16 años) plasmó su objetivo por el consejo de su agente Jorge Guerrero, representante de seleccionados como Segundo Castillo.El delantero más efectivo de la Sub 17 en los Odesur quería que Liga le asegurase un contrato, algo con lo que no contaba hasta antes del viaje a Brasil. Pero el directivo Esteban Paz denunció que Guerrero quería parte de los derechos deportivos del adolescente.

No hubo acuerdo y el goleador dejó de asistir a los entrenamientos de la Sub 16 de la ‘U’ por tres semanas. También abandonó la residencia del plantel juvenil.

Antes de que existiera un arreglo, la posición de los albos era radical. “Liga no aceptará pedidos del agente Guerrero, quien quiere ser dueño de derechos deportivos del jugador. El futbolista ya había aceptado los términos de un contrato, pero luego los rechazó por el consejo de su agente”. Eso lo dijo Patricio Torres, vicepresidente de la Comisión Pro Estadio deLiga de Quito, a este Diario.

La semana pasada Guerrero viajó a Europa. Su cuñado Juan Pablo Zavala quedó bajo el cuidado de Batioja y con la potestad para negociar con la ‘U’.

Entre tanto, el goleador se quedó en la casa de su representante, en el norte de Quito. Se entrenó un par de días en una cancha de Chillogallo, en el sur de la urbe.

La incertidumbre del jugador pasó y el acuerdo finalmente se logró la tarde del viernes pasado, en la parroquia esmeraldeña de Borbón. Zavala acudió a la localidad y se reunió con Batioja y su padre adoptivo César Monaga. También fue Jorge Buitrón, delegado del equipo universitario.

Las partes acordaron un contrato de tres años entre el jugador y Liga, que rige desde el sábado pasado. Batioja percibirá un sueldo mensual y, en caso, de una transferencia, el 15% del monto.

Este caso dejó al descubierto una paradoja en el fútbol ecuatoriano: un empresario puede conseguir un buen sueldo para el jugador o crearle un conflicto.

La FIFA ampara a que los prospectos sean representados por un empresario. Eso sí, el artículo 19 de los agentes dice que el contrato debe también ser firmado por el padre o tutor legal del futbolista.

En el país, la intervención de los agentes en la carrera de los juveniles empezó a tomar fuerza en los últimos cinco años, reconocen dirigentes consultados. Ellos son atraídos por sus propuestas, pero nadie garantiza que en el futuro serán estrellas.

Es la mañana del 28 de abril. Batioja, quien lleva una camiseta de la Roma y una cadena de oro, está en la oficina de su agente. Parece intranquilo, observa su Blackberry. Luego, empieza a contar su historia. A los 3 años, sus progenitores, Luis Batioja y Elsa Castillo, lo dejaron bajo la tutela de unos padres ‘postizos’ en Borbón.

Monaga y Olga Quiñónez acogieron al niño y lo trataron como uno más de sus siete hijos. Pero a los 13 años, decidió probar fortuna en Quito y “dejar de ser una carga”, reveló su padre adoptivo.

Su historia es parecida a la de centenares de esmeraldeños que emigran a Quito. Pocos son escogidos y los clubes empezaron a aplicar normas para evitar que ellos dejen el equipo al cumplir la mayoría de edad.

Eso se evidenció en enero de este año, cuando la carrera del juvenil Marcos Caicedo por poco sufre una interrupción. La Federación Ecuatoriana de Fútbol estuvo a punto de suspenderlo por abandonar las prácticas de Emelec y vincularse al Deportivo Quito, pese a que tenía un contrato vigente con el club eléctrico.

Caicedo empezó a planificar su salida de Emelec a inicios de diciembre del 2009. René Caicedo, su hermano mayor, buscó al colombiano Javier Bustamante para que agilite la vinculación de su familiar a otro club.

Los familiares de Caicedo argumentaron que, a partir de enero del 2010, él se convertiría en un jugador libre. Esto porque ya había cumplido la mayoría de edad y su relación contractual con Emelec terminaba el 31 de diciembre del 2009.

Bustamante asegura que le solicitó el finiquito del contrato con los millonarios a los familiares de Caicedo. “Me dijeron que me quedara tranquilo, que el jugador era libre. Yo creí en su palabra”.

Inmediatamente después Caicedo viajó a Quito y empezó a entrenar en el equipo chulla. Cuando la dirigencia de Emelec rechazó la transferencia, aparecieron verdades ocultas.

El conjunto guayaquileño argumentó que Caicedo había firmado, junto con su madre, un nuevo contrato con el club en noviembre del 2009 por dos temporadas más. El jugador reconoció que estampó su firma en un papel, pero a su criterio, no se trató de una renovación de contrato, sino de un incremento de USD 400 en su sueldo, que hasta ese entonces era de USD 600. “Me fui porque tenía una mejor propuesta y quería jugar en Quito”.

Según Bustamante, el jugador le pidió USD 5 000 de adelanto cuando empezó a entrenarse en Deportivo Quito.

Su intención era adquirir los derechos del jugador valorados en USD 100 000. “El jugador me presentó un cheque de USD 65 que le habían entregado en Emelec y que no lo había cobrado porque no tenía fondos, por eso le di el dinero. Incluso me pidieron una casa”, aseguró Bustamante.

Pero Caicedo tenía un agente oficial, Eduardo Díaz, quien no intervino y evitó la polémica. “El jugador podía tener problemas porque existía un contrato vigente con Emelec. Al vincularse al Quito había cometido una irregularidad penalizada”, dijo Díaz.

Un caso de este tipo sí puede ser solucionado por la FIFA. El organismo dice que un futbolista puede negociar libremente con otro plantel solo a los 21 años.

La FEF recién empezó a aplicar esta norma en enero. En el Congreso del fútbol se acordó implementar la normativa que ahora está descrita en el artículo 86 del Comité Ejecutivo.

El agente más persistente ‘atrapa’ al talento juvenil

Dixon Arroyo conoció a Jorge Guerrero en un entrenamiento de Barcelona en el 2008. El juvenil, que ahora está en Deportivo Quito, actuaba en el equipo juvenil torero sin sueldo.

Marcos Zambrano, su ex representante, le dijo que si jugaba ‘gratis’ en Barcelona podría vincularse a otro plantel. Entonces, apareció Guerrero. “Marcos me dijo él es representante y te puede ayudar. Le agradé y, por eso, firmé un contrato con Guerrero”.

Antes de arreglar un acuerdo con Guerrero, Felipe Vizcaíno también se interesó en el joven que ahora tiene 17 años. Pero el empresario no fue persistente.

A Marlon de Jesús, delantero de 18 años de El Nacional, también lo buscaron dos agentes: el uruguayo Luis Aguerre y Guerrero.

El imbabureño, primo de Agustín Delgado, optó por la oferta del ecuatoriano. “Él ya me había visto algunas veces, pero luego del Sudamericano Sub 20 de Venezuela (en 2009) se interesó más”.

Luis Celi, de 18 años de Universidad Católica, también captó la atención de su representante en un Sudamericano. José Luis Chiriboga se le acercó tras un partido y le dijo que si firmaba con él, su futuro estaría asegurado.

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