Los jugadores de fútbol prefieren quitarse la camiseta para celebrar un gol, intercambiarla con un compañero de profesión o, simplemente, regalarla a sus fans.
Ayer, 17 de mayo, Sergio Ramos se quedó en paños menores en el estadio del Real Madrid. El defensa merengue regaló su uniforme al público del Madrid. El hecho está dando de qué hablar en las redes sociales.
Sin embargo, Ramos no ha sido el único jugador que se ha quedado en calzoncillos dentro de un terreno de juego.
Casos como el de los jugadores Mirko Vusinic, en la Juventus o el de Mario Djurovski, del Muangthong United FC del fútbol de Tailandia, tuvieron su repercusión en su momento.
Ambos jugadores, por quitarse la pantaloneta, fueron sancionados con tarjetas amarillas. Eso pese a que en la FIFA no existe una reglamentación sobre el hecho.
El reglamento dice: “un jugador que se quite la camisa tras la anotación de un gol será amonestado por conducta antideportiva”. Esta aclaración fue incluida en el apartado de “Faltas e incorrecciones” desde 2004 debido a que la FIFA consideraba que esta acción perjudicaba a los equipos y sus patrocinadores quienes perdían tiempo de exposición de sus marcas justo en el momento clave del juego.