Santiago Godoy
Practicante de Kendo
Las personas que tenemos algún tipo de discapacidad vamos abriendo espacios y demostrando, en mayor o menor medida en lo laboral, deportivo y cultural, que no hay barreras, que las limitantes son las que nos ponemos nosotros.
Tengo 31 años y la cifoescoliosis que tengo en la espalda no me ha impedido estudiar, trabajar y practicar deporte.
Desde hace unos 9 años me vinculé con el kendo, que es un arte marcial de origen japonés. He entrenado y he superado mis exámenes y en la actualidad soy segundo dan. Eso significa que las barreras no existen, lo que hay son ritmos distintos de aprendizaje. Por eso digo que las personas pueden llegar a donde quieran. Desde mi perspectiva ese es mi aporte con el país: tratar de demostrar que se pueden superar las dificultadas.
Hay gente que se encierra en sus problemas o en las dificultades del día a día. Pero todo es una cuestión de actitud, de cómo se asumen los retos que se nos presentan en la vida. El kendo es una actividad que me complementa. Una vez que se lo asume es un camino de vida.