Cuenta la leyenda que eran muchos quienes los lunes iban a sus trabajos con la garganta destrozada. Y cuando les preguntaban ¿por qué estaban así?, respondían sin dudar: “Y’ Era Varallo”.
Francisco ‘Pancho’ Varallo, uno de los mayores ídolos de Boca Juniors y de Gimnasia y Esgrima de La Plata, murió el pasado lunes a los 100 años. Era el último sobreviviente de la final de la Copa de Mundo de 1930.Aunque se retiró en 1940, había vuelto al fútbol. Estaba en la boca de todos los hinchas de Boca Juniors. Martín Palermo, ‘el titán’, estaba por romper su marca de 194 goles en el cuadro de la ribera, como profesional.
Era de esos goleadores de raza, aunque comenzó jugando como defensa, pero le molestaba tanto que sus compañeros de ataque no metieran los goles. Y subía al ataque. Tenía 18 años cuando fue a probarse a Estudiantes de La Plata. Hizo 12 goles en tres partidos. Pero el 12 de Octubre, equipo barrial para el que jugaba, era hincha del otro equipo platense: Gimnasia y Esgrima.
Lo contrataron, pero lo mandaron a jugar en la tercera división. Era 1928 y en un partido demostró para lo que estaba destinado su nombre: metió 12 goles en un partido y lo subieron de inmediato a la primera.
Luego del Mundial, pasó a Boca. En 1931 fue el goleador con 27 tantos. Ahí comenzaba el mito.
“Qué lindo hacer goles. A mí me gustaba. Si no hacía un gol, no me sentía tranquilo. Era mi temperamento. Yo tenía muy buenos laderos. Esos goles ¿de volea no los olvido. La pelota de antes, cuando se ponía mojadita, se venía (Roberto) Cherro y me decía: ‘Pancho está para vos hoy’. Salía aguita de la pelota”, le dijo Varallo al periodista Lalo Mir algunos años atrás.
Su disparo era tan fuerte que hasta tumbaba a los arqueros. “A un arquero de Estudiantil Porteño, casi lo mato. Lo agarré de dos o tres metros un voleo y le pegué en el estómago”.
Hizo una sociedad ideal con Cherro, dentro y fuera de la cancha. Era el jugador propio de aquellos años: hombre de la noche y la milonga. Bohemio. Muy amigo de Carlos Gardel, quien era hincha de Racing.
Se tuvo que retirar a los 30 años del fútbol. Su madre se lo pedía porque no toleraba verlo con el dolor que sufría en las rodillas. Cuando marcó el gol 181, el 2 de diciembre de 1939, decidió que ya no podría jugar más.
Por eso había vuelto al fútbol, cuando dijo, poco antes del gol del titán: “a uno le gusta ser el goleador máximo de Boca. Desde el 30 que tengo esa marca y eso que dejé el fútbol siendo joven por la rodilla, el último año estaba toda la semana con hielo y solo jugaba el domingo. Si él (Palermo) me pasa, vuelvo al fútbol para meter algún gol más”, dijo 2 años atrás.
Boca Juniors decretó duelo en el club y suspendió sus actividades. Sus hinchas dedicaron miles de mensajes en la página oficial de internet del club.