Los jugadores de Holanda y España intentan permanecer relajados para llegar en plenitud a la final de mañana.
Por tal motivo, los holandeses recibieron la visita de sus esposas y compañeras en la concentración. “Este grupo está unido. El entrenador ha aprendido a aceptar los defectos de nuestro equipo. El ambiente es extraordinario”, dijo el delantero Dirk Kuyt.
La actual ‘Naranja Mecánica’ es un equipo de proceso que ha perdido apenas un partido (contra Australia 2-1 en Eindhoven) y obtuvo 20 triunfos y seis empates desde agosto del 2008 cuando van Marwijk sucedió a Marco van Basten.
Esos logros son el resultado de seis años del trabajo iniciado por Van Basten y continuado por Van Marwijk. “Jugamos juntos desde hace seis años con el mismo esquema táctico. El equipo ha madurado”, resume el capitán Giovanni van Bronckhorst.
Con una media de edad de casi 28 años, los holandeses se encuentran en plena madurez. Destacan jugadores como Wesley Sneijder y Arjen Robben, cuyo talento en la final del torneo puede ser decisivo.
Van Marwijk les impuso a sus futbolistas, en el vestuario, la ‘misión’ de ‘ser campeones del mundo’. “Mi equipo tiene la estabilidad necesaria para completar su misión”, dijo el DT.
Además de la confianza en el proceso y de la revancha que le quieren dar a su país, por las finales perdidas en 1974 y 1978, los jugadores también quieren entregarle una alegría al veterano André Ooijer, quien cumplirá años mañana. El defensa es una de las figuras más carismáticas de su grupo de 23, y mañana cumple 36 años.
En España también hay un gran ambiente. Los PlayStation, los juegos de cartas, los libros, la ropa. Todo estará hoy ya metido en el equipaje de los jugadores españoles cuando partan hacia Johannesburgo para jugar mañana la final del Mundial.
Una vez allí, el equipo de Vicente del Bosque no tomará otro avión que no sea el que le lleve de vuelta a Madrid como campeón del mundo o como derrotado. La Selección española de fútbol abandona hoy la tranquila Potchefstroom, a donde llegó el 11 de junio, para no volver.
Ayer, el presidente de la Federación Española, Ángel María Villar, se despidió de forma oficial de la pequeña ciudad con una recepción en el ayuntamiento. Hoy, los campeones europeos despegarán rumbo a la final.
Los miembros del equipo español harán los 120 kilómetros que separan Potchefstroom de Johannesburgo en un pequeño aeroplano de apenas 50 plazas. Un vuelo corto que les depositará en la metrópoli para el almuerzo.
La noche de ayer fue la última en el centro de alto rendimiento de la Universidad del Noroeste. Los jugadores cambiarán el sencillo edificio de ladrillos rodeado de campos de césped y pistas de atletismo por el Hotel DaVinci, en el lujoso barrio de Sandton.
También viajarán para la final los príncipes Felipe y Letizia, herederos del trono de España, así como grandes personalidades del deporte español, como el tenista Rafael Nadal o el jugador de baloncesto Pau Gasol.
Mañana, los jugadores desayunarán sobre las 10:00. Tras la comida, es la hora del descanso. Íker Casillas y Pepe Reina suelen incitar a sus compañeros a jugar a las cartas (la ‘pocha’ o el póker son sus juegos favoritos), pero horas antes de la final de un Mundial, todos los pensamientos están puestos en el partido.
Unas cuatro horas antes del encuentro el DT hará su charla técnica y dará la alineación. Será entonces cuando Fernando Torres sepa si vuelve o no al equipo titular. Todo se acelera. A las 19:00, como muy tarde, el equipo tiene que estar en Soccer City. Porque una hora y media después, el árbitro inglés Howard Webb indicará el comienzo del partido más importante de la historia del fútbol español.