La desorganización del fútbol ecuatoriano tiene en incertidumbre a la afición. Volvimos a los años en los que el fútbol se lo escuchaba por radio y solo se veía resúmenes de los partidos y goles por las televisoras.
Es inaudito que en la modernidad no se puedan transmitir para la ciudadanía los partidos del campeonato por un proceso mal establecido por la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF).
¿Quiénes son los perjudicados? Indudablemente los fanáticos, que en los últimos años, además, se acostumbraron a observar los juegos a través de las operadoras de televisión pagada, que hicieron las transmisiones de los partidos.
La intervención de la justicia puso en evidencia la forma cómo operó la Ecuafútbol en la comercialización de los derechos de TV. Por ese motivo, los dirigentes de los equipos están en la obligación de supervisar las bases para el nuevo concurso, sin inclinarse a ninguno de los postulantes para evitarse malos entendidos.
Es necesario que la Federación haga conocer las propuestas económicas en un acto público, en la que se lean los contenidos de las firmas y de las operadoras.
Los postulantes tendrán que presentar ofertas que igualen o superen la centena de millones de dólares, que garanticen los pagos puntuales para los clubes de las series A y B. Pero también que se distribuyan las ganancias, tal como se lo hacen en distintas ligas del mundo.
La FEF tiene que solucionar lo más urgente este escándalo porque la ciudadanía no puede quedarse sin observar el fútbol por televisión.