La continuidad de Gustavo Quinteros reflejó la peligrosa tibieza de la Federación Ecuatoriana.
Sin embargo, aún queda un capítulo más grave que respaldar el absoluto fracaso del seleccionador.
Los incidentes registrados en el estadio Atahualpa en el cotejo por las eliminatorias ante Colombia marcaron interrogantes y cuestionamientos sobre la organización del espectáculo para la Ecuafútbol y AFNA, cabeza visible del operativo de seguridad.
La Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) deberá informar si vendió entradas a entidades gubernamentales, en qué cantidad y por qué valor.
¿Quién es el acucioso DJ que difundió música durante el partido contraviniendo la normativa de la FIFA? ¿sigue trabajando o fue suspendido?
¿Cómo es que se permitió el ingreso de las vuvuzelas?, si a estudiantes que asistieron a partidos anteriores de eliminatorias la Policía les confiscó bolígrafos de marca con el pretexto de esconder bengalas.
Esta y otras respuestas se encuentran pendientes. Al parecer para la Federación basta y sobra con guardar silencio y mirar hacia otro lado. Ojalá estas acciones fuera de juego no le pasen una costosa factura cuando terminen las eliminatorias.
La eliminación al Mundial obligará a ejecutar un urgente cambio de toda una generación directriz salpicada por el escándalo y la polémica.